En 1994, Seromba estaba a cargo de la parroquia de Nyange. En abril, más de 2000 personas pertenecientes a la comunidad tutsis buscaron refugio en su parroquia huyendo de los ataques de los hutus. Durante el juicio, 15 testigos dieron cuenta que Seromba ordenó que se derribara la parroquia, lo que produjo la muerte de los tutsis.
Desde 1997 Seromba se encontraba en Italia, en la diócesis de Florencia. El párroco contó con el apoyo del Vaticano pero en febrero de 2002 se entregó para ser juzgado. El juicio comenzó en septiembre de 2004 y lo llevó a cabo la Sala Tercera del Tribunal Penal Internacional para Ruanda.
“La Sala consideró un factor agravante el hecho de que fuera un religioso muy conocido en su comunidad y en el que muchos feligreses confiaban”, dijo el jefe de prensa del tribunal internacional, Bocar Sy, en declaraciones que reprodujo el sitio de internet Terra.
Seromba fue condenado por genocidio y crímenes contra la humanidad por exterminio. Pero fue absuelto por conspiración. El fiscal del juicio había pedido cadena perpetua.
Esta es la primera vez que un miembro de la iglesia católica es condenado por crímenes de lesa humanidad por un tribunal internacional. Pero podría no ser el último. Los párrocos católicos Hormisdas Nsengimana y Emmanuel Rukundo están detenidos y a la espera del juicio en el Tribunal Penal Internacional para Ruanda.
“Hay una evidencia abrumadora de que líderes de las iglesias anglicana, metodista, presbiteriana y católica estuvieron implicados en el genocidio”, expresó la ONG African Rights.