Aunque lleva catorce años integrando un tribunal oral, casi no tiene apariciones en los medios. Se nota muy poco. Sus respuestas son cortas, claras y concisas. El encuentro para esta entrevista no fue en su despacho de tribunales, sino en la sede de la Fundación Hayek, que se encarga de hacer estudios e investigaciones en Derecho y Economía. “Estoy de licencia”, explica, aunque más tarde dirá que espera sumarse en poco tiempo a sus colegas del TOC 24 para llevar a cabo el juicio por la tragedia de Cromagnon. Actualmente ese tribunal está a cargo del primer juicio vinculado con la tragedia, donde se investiga la actuación de los bomberos. El proceso se realiza con dos jueces subrogantes. El otro lugar está vacío hace siete años. Para ese cargo había sido propuesto Ricardo Camutti, un ex fiscal de Santa Cruz, pero la propuesta derivó en el primer conflicto del presidente Kirchner con la Justicia y hasta ahora nadie le buscó una solución. La entrevista arranca distendida: “¿Sigue haciendo el programa?”, preguntó este cronista. Con una sonrisa de oreja a oreja, el juez dice “no, no, lo dejé porque no tenía tiempo”. Y pasa a contar los detalles de aquella decisión. La consulta es por un programa de radio sobre blues y vinos, que hizo durante años junto a un grupo de amigos, entre los que estaba el fiscal Felix Crous, al que lo sigue uniendo su pasión por Boca Juniors. La incursión en la radio le valió un “pedido de explicaciones” de las autoridades de la Cámara de Casación, recuerda. “Querían saber si cobraba”, se lamenta a la distancia. Su relación con las nuevas tecnologías es estrecha, ya hace varios años que da cursos a través de internet y conoce muy bien las ventajas del e-learning, lo que obliga a consultarle por esos temas. Ello sin dejar de opinar también sobre el funcionamiento de los tribunales orales, y sobre cuestiones “calientes” como la reforma del Consejo y la publicación de las declaraciones juradas.
¿Cómo está la Justicia desde el punto de vista tecnológico?Durante mucho tiempo se ha pensando que el problema de la Justicia es la falta de tecnología. Todo se arregla con computadoras o con empleados. Y en realidad lo que tratamos de difundir, es que lo que se debe lograr no es aumentar la oferta de administración de justicia sino disminuir la demanda, esto es, que las cuestiones se puedan resolver más rápido y sin llegar a los tribunales. En EE.UU. los grandes abogados no pisan los tribunales. Todavía esa mentalidad no llegó a nosotros. Por lo tanto, yo creo que mas que aumentar tecnología, lo importante es generar una mentalidad donde los tribunales sean una última
ratio.
Pero hay un atraso importante. En algunos juzgados conseguir una conexión a internet parece un milagro ... Incluso hay tribunales que les impiden a los empleados usar internet con el argumento de que lo van a usar para perder tiempo, cuando es una herramienta de trabajo fundamental. (...) Los abogados pasan horas en los mostradores de tribunales cuando deberían entrar con su clave en la página de internet del juzgado y tener la información en un minuto. Es una pérdida de tiempo también para el tribunal. Esto también se aplica a las sentencias. Los fallos de los tribunales son públicos. Nunca entendí por qué ciertos tribunales superiores son reticentes a abrir su jurisprudencia. El Poder Judicial es muy conservador, pero a la larga la realidad te pasa por arriba.
¿Qué opinión tiene de la mediación penal? ¿Hay algunos avances?Argentina se ha quedado atrás en el mundo en este sentido. Cada vez más legislaciones le devuelven a la actividad privada parte de la acción que el Estado le expropió. Se puede demostrar desde mucho ángulos que para delitos de baja peligrosidad el sistema penal no sirve para nada. No le sirve a la víctima ni al procesado. Además, genera señales equívocas a la sociedad. Da la sensación que hay impunidad. Devolverle a la víctima el rol fundamental es mucho más útil que la amenaza penal. Beccaria decía que “mucho más importante que la dureza de las penas es la efectividad de la aplicación de la sanción”.
En este momento, como sucede con todos los motines sangrientos, se habla mucho del estado de las cárceles. ¿Qué se puede hacer con el sistema carcelario?Lo primero que habría que intentar hacer es que la prisión no sea la única pena. Si hubiese alternativas a la prisión, se podrían resolver de otra manera problemas que hoy se resuelven con prisión. Para eso, obviamente, habría que cambiar el espectro de la ejecución de la pena. Tendría que haber controles eficientes.
Ya está en marcha la reforma del CPP. ¿Qué opinión tiene de los cambios que se intentan implementar? Obviamente el Código actual siempre se vio como un código de transición. Hay muchas cuestiones vinculadas con las funciones del fiscal o la posibilidad de desistir de la acción que serían muy importantes para lograr mayor eficiencia.
También pueden aparecer los juicios donde no intervienen los tres jueces sino uno solo... No estoy al tanto de los detalles, pero siempre se habló de esa posibilidad vinculado, por ejemplo, con los juicios abreviados. (...) Hoy por hoy, cuando a la Casación se le intenta dar el rol de un tribunal de segunda instancia, para una revisión amplia, tal vez no se justifica tener un tribunal con tres camaristas. En ese sentido, el juicio oral va a cambiar mucho: los tribunales van a dejar de ser “el gran lugar donde se hace el juicio”.
Hoy por hoy, ¿qué dificultades padecen los jueces de los tribunales orales?, ¿qué se puede modificar a corto plazo para que funcionen mejor?Muchas de las cosas que uno puede hacer para mejorar su eficiencia ni siquiera tienen que ver con reformas procesales, es simplemente modificar la forma de trabajar. Nosotros tuvimos un caso que se resolvió en menos de una hora. Ese tramite, siguiendo los pasos procesales, podría haber llevado más de un mes. Hay que agudizar el ingenio nada más. Uno de los problemas “institucionales” que hay es la falta de defensores oficiales. Esto es un problema operativo.
¿La cantidad de salas de audiencia es realmente un problema grave? Sí, puede ser cuando te toca un juicio complicado. Pero por otro lado hay cada vez más juicios abreviados y probation, que compensan la ausencia de salas. A veces, a falta de salas, hemos hecho juicios en el despacho de algunos de los jueces. A todos los tribunales les entra la misma cantidad de causas, el tema es que algunos las resuelven más rápido que otros. El que trabajó muy bien llega a fin de año con un remanente de 30 causas y el que no trabajó tan bien llega con un remanente de más de 100.
¿Está de acuerdo en instalar un sistema de “premios y castigos” para que los jueces o tribunales que tengan mejor “producción” obtengan algún beneficio? El tema es que la forma de analizar la eficacia es la estadística, pero los datos pueden ser engañosos. La eficiencia no se puede medir sólo por la cantidad de causas resueltas, también hay que tener en cuenta qué tipo de causas se resuelven. No es complicado, se puede encontrar una forma. Debería notarse la diferencia entre los que trabajan mejor y peor. Sería bueno implementar un sistema de control. Algunas instituciones privadas ya lo hacen. El tema es que lo haga el Estado, pero tampoco se puede ser duro porque a veces los jueces tienen posturas jurídicas que son “ineficientes”.
¿El tema de las vacantes es un problema para los tribunales orales?Es un problema terrible. Sin jueces no puede funcionar un tribunal. Por ejemplo, mi tribunal tiene una vacante desde 2000. Hubo una terna, mandaron un pliego, el del Dr. Camutti, que se trabó en el Senado. Y nunca mas nadie habló. Ahora estamos llevando el juicio de Cromagnon con dos jueces subrogantes. Al principio se podía culpar al Consejo, pero hoy por hoy parecería que está trabajando con mayor rapidez y es el Poder Ejecutivo el que no manda los pliegos.
¿Cómo evalúa la última reforma del Consejo?La última reforma fue el último golpe que se le dio al sistema. Desgraciadamente, se fue para el lado equivocado. En vez de ir a un Consejo integrado por más jueces, abogados y académicos se la ha politizado mucho más.
¿Le parece bien lo que resolvió hace poco el Consejo con respecto a las declaraciones juradas? No tengo ningún problema que la gente sepa lo que gano, aunque me gustaría que sea parejo para todos. No se si están fácil conseguir una declaración jurada de un diputado o un ministro. En general, los jueces no tienen mucho queque ocultar.
nicolás pizzi / dju
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