La decisión de Caputo se basa en que en esta etapa del proceso y luego de 12 años de producidos los hechos bajo investigación, resulta necesario privilegiar la presencia de todos los imputados ante los jueces del tribunal oral que juzgará en definitiva la responsabilidad penal que le cabe a cada uno de ellos.
En ese sentido, el magistrado se apoyó en el fallo de la Casación por el que se le otorgó el mismo beneficio a otro de los “pivots” de la operación, el ex coronel Diego Palleros, quien también comparecerá en el inminente juicio.
Allí el Máximo Tribunal Penal Nacional, a instancias del representante del Ministerio Público, estableció que “se torna aconsejable facilitar” la declaración de Palleros en la causa, posibilitando “de esa manera contar con su versión de los hechos”.
La intervención en la maniobra atribuida a Lasnaud por parte del juez Caputo, fue advertida a raíz de las pruebas obtenidas por su colega Marcelo Aguinsky, quien luego de auditar las salidas del material bélico a través de Ezeiza, investigó en los registros de ingreso de vehículos a la terminal aérea en los días próximos a esas fechas de partida.
Luego de rastrear varios ingresos, el juez obtuvo el testimonio de Albino Macchi, un ex integrante de la Prefectura. Allí se dejó constancia que a mediados de febrero de 1995 ingresó un vehículo al Aeropuerto de Ezeiza conducido por el mencionado testigo, quien en esa oportunidad era acompañado por el traficante franco-norteamericano, representante de la firma “Hayton Trade S.A.”.
En la audiencia, dijo Macchi, que el día 3 de febrero de ese mismo año fue convocado por Luis Massarini, titular de la firma donde trabajaba, a una reunión urgente y secreta. Allí, éste le expresó que al día siguiente debía concurrir a la Fábrica Militar “Domingo Matheu” (ubicada en la ciudad de Rosario) a inspeccionar muestras de armamento. Así, Macchi concurrió a ese lugar con Lasnaud y con Víctor Morón, directivo de la firma donde trabajaba el testigo.
Además, Macchi relató que el 16 de febrero de 1995 trasladó a Lasnaud a Ezeiza, debido a que se había concretado la exportación de armas. El traficante le manifestó su interés en dirigirse a las oficinas de una firma denominada “Prodexpo Internacional S.R.L.”. Ya en el aeropuerto, el testigo pidió información sobre dicha empresa a un policía aeronáutico.
Finalmente, Macchi y Lasnaud fueron acompañados por personal de esa fuerza hacía la oficina de la firma mencionada. A sesenta metros de ese lugar se encontraba en pista un avión DC8 con la inscripción “Fine Air”.
“Treinta metros más adelante se encontraban estibadas cajas de poliuretano, cubiertas por nylon transparente, que el dicente reconoció como los envases habituales de los fusiles FAL y cajones de madera como los que habitualmente contienen municiones”, concluía por entonces su relato ante el juez Aguinsky, dando fundamentos al posterior pedido de captura internacional de Lasnaud.