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RECONDO EN MACONDO. Como en la multipremiada novela de García Márquez, el presidente de la Asociación de Magistrados, protagonizó en carne propia un episodio de realismo mágico. Creyó que era el momento propicio para zambullirse de lleno en el torrente mediático, con una acusación que coincidía con el sentimiento que tiene la gente de los casos judiciales vinculados con la política. Pensó como un televidente cualquiera, tomando percepciones que sobrevuelan la calle todos los días. Pero se olvidó que él es juez, y los jueces deben fundar sus dichos. Los integrantes radicales del Consejo, quisieron citarlo para transformar la denuncia mediática en una denuncia concreta, con nombres y apellidos tanto de jueces “apretados” como de funcionarios “apretadores”. Ni Recondo aportó pruebas concretas ni el oficialismo en el Consejo quiso que se las aporten. Coincidencia perfecta. Ante el pedido de la UCR, el kirchnerismo saltó como leche hervida: "Si este caballero quiere prensa, que vaya a bailar a Tinelli. Yo no me voy a prestar a traerlo aquí" bramó el senador oficialista Marcelo Fuentes que hasta pensó en sentarlo al mismo Recondo en el banquillo y pedirle juicio político. Finalmente los consejeros jueces tuvieron que salir en su auxilio poniendo paños fríos y bajando decibeles. Recondo no es un juez cualquiera. Fue subsecretario de Estado nada menos que en el área de Justicia en los albores de la democracia. Sabe mejor que nadie de los riesgos de las denuncias genéricas, la mayoría de las veces cargadas de intencionalidad política. Fue un gesto altisonante señalando al poder político que no le rindió los frutos esperados. Perdió la chance de usar su posición institucional para defender en vez de atacar. Entre sus bases descontentas se hablaba de que Recondo elige en qué momento y a qué jueces defender, cuando se debe a todos sus representados por igual. Quienes están cerca de él aseguran que Ricardo en esto se cortó solo. Se entusiasmó con la atmósfera de ola opositora que tiñó el clima de los últimos días. El conflicto del campo, los incendios y el humo en las ciudades, y los jueces criticando. Se confió de su fortaleza interna porque desde el alejamiento de Claudio Kiper de la agenda de la Asociación, la oposición no representa ningún escollo para su conducción. Quienes conocen por dentro la organización dicen que Recondo ni siquiera consultó al cuerpo de asesores de la presidencia compuesto por influyentes camaristas y sólo reagrupó al tridente de la mesa chica de la gremial de los jueces – Caminos, Cabral y él- cuando las papas quemaron en las gélidas brasas del Consejo.

POR QUE NO TE CALLAS. Parecen haberle dicho desde Comodoro Py. Si los jueces estamos representados por él, lo mínimo hubiera sido que nos hubiese convocado antes y nos diga “muchachos, los quiero ayudar”, se comentó en el estratégico tercer piso de los tribunales de Retiro no bien abrieron las páginas de La Nación del día 21. En vez de eso, los dejó como jueces eunucos. Desde su rol de juez civil y comercial, mandó al frente al sistema judicial como aplastado por el poder político, usando a los federales como carne de cañón. Hace algunos años la perspicaz Chuchi Servini de Cubría ya había advertido que ante cualquier patinazo no podía esperar nada de la Asociación que siempre le sacó el cuerpo al fuero. Por eso, con un grupo de pares del interior proyectó una Asociación de Jueces Federales (a la manera de la que sí cristalizaron los fiscales) que sólo quedó en bocetos. Mucho se ha dicho sobre el Consejo, pero lo que no se puede soslayar es que es el ámbito institucional propicio para discutir este tipo de cuestiones. Y en eso Recondo hizo una gran contribución. Si el tema está en boca de la ciudadanía, también debería estar en la mesa de la Magistratura. Ahora el desafío de Recondo es ver dónde quedó parado. Seguir a fondo o replegarse, ese es el dilema. Pero si va a ir al choque en el futuro deberá ir preparado de otra manera. Lo primero debería ser consultar a sus representados, sobre todo a los ignorados jueces de los fueros Federal y Penal Económico que son los de mayor exposición mediática y quienes tienen en sus banquillos a los funcionarios públicos. Con poquísima participación en la política de la Asociación y frecuentemente ninguneados cuando necesitan defensa corporativa de sus pares, eran la punta de lanza –inconsulta- del ataque recondiano. Lo que también le reprochan los jueces a Recondo es que restringió las supuestas presiones al poder político oficialista, cuando quienes están en la trinchera diaria tienen que bancarse apretadas múltiples. De las partes inconformes con algún fallo, que denuncian livianamente en el Consejo, de grupos económicos, de denunciólogos profesionales en busca de espacios de autobombo que se meten en temas que no conocen, y los siempre omnipresentes medios de comunicación que también tienen sus corazoncitos. Hay que defender a todos los jueces de todas las presiones. Si no, mejor callarse.

alejandro s. williams / dju