Alejado de la función judicial, que en 1985 le permitió presidir el histórico juicio a la Junta Militar, y luego de intensos años de gestión al frente del Ministerio de Seguridad bonaerense, León Carlos Arslanián está dedicado de lleno al ejercicio de la profesión. Aprovechó le primera mitad de 2008 para escribir un libro que recoge uno de los puntos más salientes de su paso por el Ejecutivo provincial: la reforma policial. “Un cambio posible. Delito, inseguridad y reforma policial en la provincia de Buenos Aires”, se titula la obra, que fue presentada el pasado 21 de agosto en la Facultad de Derecho de la UBA.
Diario Judicial.com entrevistó a Arslanián en su estudio de la calle Carlos Pellegrini, en pleno centro porteño, para que cuente cuáles son los lineamientos centrales del libro y para conocer su visión acerca de la actual situación de la Provincia en materia de Seguridad. Si bien evitó opinar sobre el desempeño de su sucesor Carlos Stornelli, sí sostuvo que sería bueno que “haya continuidad” y remarcó que confía en que Scioli cumplirá con sus promesas de gobierno, “porque de lo contrario creo que la situación de la Provincia de Buenos Aires podría llegar a ser muy grave”. Su mayor orgullo, dice, es que luego de su gestión ya nadie más habla de la "maldita policía".
Además, Arslanián defendió la utilización de las hoy cuestionadas pulseras magnéticas para morigerar las condiciones de detención, aunque aclaró que “el tema es saber a quién se le aplica”. Mientras que en materia judicial, el ex magistrado hizo hincapié en la necesidad de crear un nuevo código procesal penal en la Provincia y criticó la “excesiva formalización” que existe actualmente en la etapa de instrucción y la “extraordinaria posibilidad recursiva” que permite el sistema. “Ello es absolutamente incompatible con una justicia penal arreglada y veloz”, enfatizó. Con respecto a la situación del cuestionado juez Schavo opinó "va a tener en el juicio político una buena oportunidad para demostrar que no incurrió en un mal desempeño al conceder la morigeración".
¿Cómo fue la presentación de su nuevo libro? Fue excelente, muy cálida y muy grata. Las personalidades que fueron tenían calidades más que acreditadas como para presentar un libro de estas características: tanto Khatchik Der Ghougassian, que es un experto en materia de seguridad y de armas, como el profesor de la Universidad de Barcelona Manuel Martín Fernández, el decano de la facultad Andrés D`Alessio y el propio Felipe Solá.
¿Cuál es la propuesta de la obra? El libro tiene por finalidad explicar en qué consistió la reforma que se llevó adelante en la provincia de Buenos Aires respecto de la agencia policial, a través de un marco teórico contextual. Además, explica cómo se construyó el nuevo paradigma en materia de seguridad y el nuevo discurso penal, que inauguramos mediante un fuerte consenso logrado en la sociedad. Y también habla de los resultados de la gestión, que se exhiben en distintos órdenes: unos son puramente estadísticos y otros tienen que ver con mostrar cuáles han sido los contenidos sustanciales que dieron vida al cambio, como por ejemplo el cambio en la cultura institucional, que es uno de los desafíos más grandes a la hora de tener que reformar una institución tan envilecida como lo era la Policía Bonaerense.
¿Es un libro que recoge su experiencia como ministro de Seguridad de la Provincia? Sin dudas. Es un libro que prescinde de lo anecdótico, es bastante técnico, pero muestra claramente cuáles fueron las bases de la reforma de la institución policial llevada a cabo durante mi gestión. También tiene un capítulo muy interesante que se refiere al perfil criminológico de la Provincia y a la comparación entre las estadísticas de los delitos de cifra blanca a nivel provincial y nacional contrastado con países del primer mundo.
¿Qué balance hace de su gestión al frente del Ministerio de Seguridad bonaerense? Yo creo que es altamente positivo. Si bien no sé si soy el indicado para hablar de los méritos de mi propia reforma, a juzgar por los resultados ha sido una reforma altamente exitosa. En poco tiempo yo logré que nadie más hablase de la “maldita” Policía, anatema que pesaba sobre la institución cuando me hice cargo de ella. Luego, en un corto plazo, también logré que un delito tan execrable como el secuestro extorsivo se reduzca a una expresión casi cero. Conseguí también que se bajasen las cifras del robo de automotores en un 30 por ciento, el homicidio en un 50 y la piratería del asfalto en más de un 30 por ciento.
Por otro lado, tengo el orgullo de haber puesto en funcionamiento un 911 que fue el primero en América Latina, que da una certeza extraordinaria a la hora de pedir auxilio policial y que desde el punto de vista estadístico a mejorado sustancialmente el panorama en la Provincia. Por eso yo digo que sólo el 911 hubiese sido suficiente para que mi gestión pasase por ser una gestión exitosa.
Yendo a la situación actual de la provincia, ¿cómo ve la gestión de Stornelli como ministro de seguridad? No voy a opinar de ninguna manera de la gestión del actual ministro, sí deseo que no se malogre lo que hicimos nosotros, que haya continuidad y que se lo sostenga políticamente, confío en que Scioli cumplirá con sus promesas porque de lo contrario creo que la situación de la Provincia de Buenos Aires podría llegar a ser muy grave.
¿Quedó algo en el tintero como para cambiar? Nosotros tuvimos el tiempo suficiente como para desplegar toda la reforma y ponerla en ejecución con todos sus elementos, recursos y estrategias, y por su puesto que el tiempo y la continuidad es lo que va a determinar consolidación. Por eso hay que trabajar mucho en el cambio de la cultura institucional.
¿Hay algún otro aspecto en el que centrar la atención? Yo lo que temo que esté en crisis es el programa que nosotros elaboramos y pusimos en ejecución en dos o tres distritos llamado “Seguridad = Ciudadanía e Inclusión”, que es una matriz de intervención para radicar la exclusión, uno de los fenómenos más críticos de violencia en la Provincia. Buenos Aires trabajó tradicionalmente sin diagnóstico el tema de la inseguridad, prescindió por completo de la multicausalidad del delito y tuvo una mirada, como la del país, reduccionista sobre los fenómenos de la inseguridad, apelando siempre al pensamiento mágico de la pena, abrigando un populismo penal que condujo a las situaciones más erráticas y a ensombrecer cada vez más el fenómeno de la inseguridad en la Argentina. Por eso creo que la nuestra ha sido una respuesta racional a la altura de lo que es hoy de las mejores tendencias en los países de avanzado y además hemos puesto en funcionamiento algo absolutamente novedoso como la participación de la gente en los temas de seguridad a través de los foros.
¿Qué implica esa participación ciudadana en materia de seguridad? La participación comunitaria en este sentido representa una instancia superadora, es un salto respecto del manejo convencional de la problemática. El Estado ha mostrado muchas falencias y cierta deslegitimación al no poder satisfacer demandas populares, y ello ha llevado a una resignificación del rol de los ciudadanos a través de las ONGs y hasta una redefinición del rol del Estado, que hoy está obligado a asumir una función articuladora de la potencia social puesta al servicio de la solución de los problemas de la gente y del bien común. Creo que estamos asistiendo a un fenómeno nuevo y nosotros hemos sido precursores en rescatar para los problemas de seguridad la acción de la comunidad.
En el último mes hubo una serie de casos policiales resonantes en la Provincia, ¿eso despierta nuevamente el fantasma de la inseguridad? A decir verdad, lo que advierto es, a diferencia de lo que ocurrió en mi gestión, una actitud más cauta en algunos casos por parte de los medios de comunicación, una actitud menos incendiaria y menos agresiva, en particular con la conducción actual del área de seguridad de la Provincia. Y esto en hora buena que así sea, no desearía para mi sucesor una cosa diferente porque creo que los medios forman parte del problema y de la solución. Así como tienen un efecto en etéreo cuando multiplican y reproducen los hechos criminales a toda página, también pueden llevar tranquilidad si es que difunden resultados buenos desde el punto de vista de lucha contra el crimen, o dando un tratamiento más racional, más sensato y menos escandaloso a las noticias.
Tras el triple crimen de Campana la morigeración de la pena a través de pulseras magnéticas se puso en el centro de la polémica, ¿cómo ve ese sistema? Yo no creo que la utilización de un instrumento como la pulsera magnética sea un elemento negativo, ni si quiera el instituto de la morigeración de la prisión. El tema es saber a quién se le aplica este tipo de instituto, porque están pensados no en las personas que puedan generar, en razón de la gravedad del hecho cometido, algún tipo de peligrosidad extrema, sino más bien para las personas que habiendo cumplido parte sustancial de la pena entren en un régimen de preconfianza y que estén próximos a obtener, por ejemplo, la libertad condicional, y que cuenten con informes criminológicos del servicio penitenciario. Bajo esas condiciones creo que es perfectamente posible, pero cuando se aplica indiscriminadamente a cualquiera los resultados son nefastos.
¿Cómo ve la situación en la que quedó el juez Nicolás Schiavo? Creo que va a tener en el juicio político una buena oportunidad para demostrar que no incurrió en un mal desempeño al conceder la morigeración. Además, va a servir para abrir un debate útil sobre la utilización de estos medios.
¿Tiene alguna opinión acerca de la gestión de Ricardo Casal al frente del Ministerio de Justicia bonarense? Me parece que está intentando una reforma consensuada del sistema judicial, y a decir verdad, si bien es básicamente útil, no va a resolver totalmente el problema porque creo que hay que hacer un código procesal nuevo en la Provincia. Hay que mantener el sistema acusatorio, pero reformar el sistema judicial, cuya crisis y colapso es manifiesto.
¿Cuáles son los problemas del código procesal vigente? Es un código que no ha logrado resolver el problema grave de la prolongación del procedimiento escrito en su faz instructoria, tiene una excesiva formalización en esa etapa y una extraordinaria posibilidad recursiva que es absolutamente incompatible con una justicia penal arreglada y veloz. De modo que este es un tema que tiene que tener una arquitectura diferente.
¿Cómo ve el nuevo sistema de flagrancia en la Provincia? La implementación del sistema de flagrancia es bueno, pero es solo un porcentaje mínimo de la problemática, tal vez son un cinco o un diez por ciento los delitos de flagrancia. Estos juicios rápidos permiten activar mucho más el sentido preventivo general de la pena, pero también del proceso penal. No solo la pena cumple una función preventiva general, sino también el proceso penal, que cuando es llevado a cabo en condiciones públicas, transparentes, rápidas y con sanciones que traen ejemplaridad, devuelven la tranquilidad en la comunidad, azorada razonablemente por el crimen.
Y respecto de la idea de implementar tribunales orales unipersonales, ¿qué opinión tiene? Los tribunales orales unipersonales son una emergencia, responden a un esquema emergencial, van a ser siempre mejor que la morosidad judicial y la enorme cantidad de presos sin condena, pero de ninguna manera es el desideratum de la cuestión, el cual debe ser tribunales colegiados resolviendo en plazos razonables.
Pasando al tema de Derechos Humanos, ¿cómo ve el desarrollo de los juicios que se están desarrollando por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura? Bienvenidos todo lo que tenga ver con el juzgamiento y el esclarecimiento de hechos de esta naturaleza. Pero me preocupa mucho que todavía no tengamos definido un esquema y una estrategia jurídica que le de a estos juicios una racionalidad diferente, así como hubo un esquema, una planificación y una ingeniería adecuada para hacer el juicio a la Junta Militar, algo que debió estar presente en esta instancia.
Además, preocupa la circunstancia del múltiple juzgamiento a los mismos sujetos en distintos casos y escenarios; esto es una deficiencia sistémica, los testigos no pueden estar deambulando por los tribunales y tampoco es bueno que a una misma persona se la someta en innúmeros casos a juicio. Pero bueno, sé que hay propósito del Poder Ejecutivo para resolverlo, pero que sea lo antes posible y no se demore más.
gastón vara / dju
Estimado colega periodista: si va a utilizar parte esta nota o del fallo adjunto como "inspiración" para su producción, por favor cítenos como fuente incluyendo el link activo a http://www.diariojudicial.com. Si se trata de una nota firmada, no omita el nombre del autor. Muchas gracias.