Para tal conclusión, la jueza interviniente siguió la doctrina de equiparar las agresiones a docentes con las que sufren los agentes de seguridad. Milagros Flores, es el nombre de la agresora, quien dos años atrás se dirigió a la institución educativa en la que estudia su hija y se abalanzó sobre la profesora, tirándola al suelo y arrancándole varios mechones de cabello. Luego la arrinconó contra la pared, la golpeó, la arañó y la amenazó de muerte.
Después de ello, la docente, que sufrió contusiones en la cabeza y arañazos en los brazos, necesitó de casi cuatro meses para recuperarse de sus heridas físicas y desde entonces no ha vuelto a dar clase.
Para tal decisión la magistrada consideró considera que los profesores son agentes de la autoridad, al igual que jueces y policías, con lo que agredirles constituye un delito de atentado penado con la cárcel.
La sentencia, además, obliga a la madre a indemnizar a la maestra con 8.840 euros, le prohíbe acercarse a ella allá donde esté a menos de mil metros durante dos años y a pagar una multa de 120 euros, más las tres cuartas partes de las costas del juicio. Sin embargo la agresora no irá a prisión ya que la condena debe ser mayor a tres años para ser de cumplimiento efectivo.
No es la primera vez que la justicia dicta en España una pena de este tipo, ya que en marzo de 2008 otro juzgado de Barcelona condenó también a dos padres a un año de cárcel por el mismo delito.