Desde 1880 hasta las primeras décadas del siglo pasado se construyeron en la ciudad de Buenos Aires los edificios públicos más significativos como el Congreso Nacional, el Palacio del Correos y Telégrafos, el Teatro Colón y varios edificios para la enseñanza pública. En 1886, el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública encargó la realización de un Palacio de Justicia, a fin de reunir en un solo edificio todas las dependencias judiciales.
Finalmente, la obra fue proyectada por el arquitecto francés Norbert Maillart. Su diseño se encuadra dentro del academicismo francés con plantas y fachadas simétricas y el exhaustivo uso de los recursos estilísticos de la época. Cuenta con un subsuelo, planta baja y seis pisos en un total aproximado de 63.000 m2. Su construcción se inició en 1905, duró cerca de 45 años y el presupuesto aprobado fue de 4.000.000 de pesos nacionales.
Las obras de ayer hoy y mañana
La misión de la restauración y conservación del edificio está a cargo de la Subdirección de Infraestructura, que interviene y asesora en todo lo referente a la materia. El objetivo del Plan de Gestión de Conservación del Palacio es “prolongar la vida útil del mismo y valorizar sus características históricas y artísticas, sin pérdida de su autenticidad y significado”. Dada su magnitud y el carácter de Monumento Histórico Nacional (Decreto 349/99), “cualquier modificación que se hace la debemos acordar primero, para preservar el Palacio de la mejor manera”, aseguró a DiarioJudicial.com el arquitecto Juan M. Rodríguez Basavilbaso, Subdirector General de Infraestructura de la Corte.
El Plan de Conservación se implementó de manera secuencial en distintas etapas, en función de las prioridades y un orden cronológico. Las obras que ya se ejecutaron y terminaron son: restauración de la fachada de las calles Talcahuano y Uruguay; restauración de una sala de audiencia del cuarto piso y otra sala contigua destinada a videoconferencias; restauración de revoques interiores símil piedra del cuarto piso; adecuación y mantenimiento integral de ascensores A y B; reemplazo de equipos de aire acondicionado (unas 200 unidades) y grupo electrógenos, entre otras cosas.
“Empezamos en el año 2002 con una prueba piloto sobre la fachada del edificio en la calle Uruguay, como base para elaborar los pliegos para el resto de las fachadas. Luego iniciamos otras en 2005 y continuamos con el resto”, resumió Rodríguez Basavilbaso. Y continuó: “Hace un año y medio hemos terminado la instalación eléctrica. Primero terminamos de cambiar los tableros y el recableado de todo el edificio, obra que fue bastante engorrosa porque hay que tener en cuenta que el inmueble siempre estuvo en funcionamiento”.
De las obras en ejecución, tal vez la que más llame la atención es la restauración integral del hall central (Patio de los Pasos Perdidos) la cual está prevista que culmine en julio de este año. Este es un trabajo casi artesanal ya que las columnas y mármoles son delicados. La restauración de los pisos también requiere un cuidado diferente: las venecitas se mandan a fabricar especialmente porque ya no se producen más en cadena.
Para fin de año está prevista la culminación de la restauración de la fachada de Tucumán. En coincidencia con el Bicentenario, se acaba de terminar la iluminación de la fachada de Talcahuano y para junio está estipulado que se termine la instalación de cámaras de seguridad y detección de incendio en todo el Palacio.
Por otra parte, están en curso las obras de adecuación integral y el mantenimiento de los ascensores del 1 al 12 y la restauración de los revoques del pasillo del quinto piso. Mientras tanto, hay varios pliegos elevados para comenzar con otras obras como la restauración de la fachada de Lavalle y la sala de audiencia de la Corte del cuarto piso. También se espera a futuro poder reparar las terrazas y las fachadas de los patios interiores, los revestimientos de paredes y cielorrasos interiores, y reabastecer los artefactos faltantes de iluminación interior, entre otras obras.