Jorge Eduardo Morán es un camarista de bajo perfil que no suele brindar entrevistas. No obstante, abrió las puertas de su despecho a DiarioJudicial.com para conversar sobre los avances informáticos del fuero y los problemas a los que se enfrenta la Justicia en la coyuntura actual. Comentó además sobre las necesidades de los jueces del fuero Contencioso Administrativo Federal y los mitos que aún son necesarios derribar.
¿Cuál es la situación del fuero respecto a la administración de Justicia?
De los números estadísticos de los cuales surgen las necesidades edilicias, de personal y tecnológicas estamos teniendo algunos problemas. Estuve viendo que en las estadísticas que envía periódicamente la Corte Suprema, las existencias finales no coinciden con las iniciales del año siguiente. Se podría considerar un error de arqueo. Pero yo quisiera saber cuáles son los criterios aplicables al fuero y si están estandarizados, como para poder obtener números reales. Los números se van deformando, especialmente, luego de casos como el del "corralito". No se trata del afán por tener el número exacto, sino de obtener un proceso mejor analizado. No obstante, a fin de año o principios de 2011 tendremos el mismo sistema informático que el fuero Civil con lo cual podremos ejecutar consultas de manera online. Esto implica menos gente en la mesa de entrada y además simplifica el trabajo interno. Tal vez algo que necesitemos ahora es crear un equipo de trabajo que vaya juzgado por juzgado limpiando los resabios del "corralito".
¿Cómo se está dando el progreso de la tramitación de las causas?
En el año 2009 quedaron en trámite 379.298 causas en los juzgados de primera instancia (contenciosos y de ejecución fiscal). En la Cámara quedaron en trámite 7949 causas. Se resolvieron en primera instancia 65.600 expedientes. Y la Cámara resolvió 14.400. Teniendo en cuenta que son 5 salas, da un promedio de casi 3 mil por cada una de ellas. Estos números representan el margen de error al que están expuestos los jueces. Entre una justicia tardía y muy floreada en su lenguaje y fundamentos y una justicia rápida que trabaje un montón de casos, opto por lo segundo. Se puede tener prudencia y constricción al trabajo, pero ser al mismo tiempo eficientes y rápidos.
Respecto de años anteriores, y según los números de ese informe, ¿hubo un aumento en la cantidad de causas?
Según los ingresos, en el año 2008, en primera instancia (entre ejecución y contencioso) entraron 41 mil causas. Mientras que en 2009, ingresaron 51 mil.
Eso representa un aumento del 24 por ciento de un año al otro en juicios al Estado.
Sí, sin embargo, en los gráficos de curvas se puede observar que el año 2002 fue el año pico en todo y luego se observa como fue bajando.
En materia de gestión e informatización, ¿cuál es la situación del fuero?
El Consejo ha instalado la cantidad de memorias necesarias, para que las computadoras puedan implementar y procesar la información en el nuevo sistema digital. Posiblemente en septiembre comencemos con una sala y dos juzgados, estarán dirigidos a ir haciendo funcionar el nuevo sistema informático, que sería distinto al actual. También vamos a tener una conexión con el Banco Ciudad a través del cual podemos chequear online el sistema de chequeras. Estamos tramitando que cuando se reciba un cheque, se consulte para ver qué saldo tiene la cuenta. Por otra parte, estamos próximos a formar parte de ciertos convenios que la Corte tiene con la Administración Pública para tener los oficios online. Para nosotros es muy importante dado que casi siempre tenemos una parte en los oficios contenciosos que es el Estado.
El espacio físico, el recurso humano, puede ser más o menos necesario dependiendo de la tecnología disponible. En esta Cámara lo que pasó fue que hubo jueces que estuvieron muchos años, pero sufrieron el avatar del "corralito" de golpe justo en momentos en que comenzaba a proyectarse las aplicaciones tecnológicas. Y no hubo tiempo para dedicarse a pensar en otra cosa. Había que a atender lo urgente antes que todo. Cuando al fuero entran 170 mil expedientes en un año por un tema, uno no tiene lugar, no tiene personal para despacharlo. Y eso ha seguido y sigue todavía como una rémora, porque si bien después del fallo “Massa" quedó resuelta la cuestión de fondo, todos los temas de ejecuciones se han vuelto complicadísimos.
¿Aportó soluciones la creación de una sede propia para las ejecuciones fiscales tributarias?
La Cámara, en diciembre del año pasado emitió una Acordada pidiendo a la Corte que no cree cuatro secretarias sino dos, porque de acuerdo a los números que nosotros estábamos manejando, iba a ser innecesario. Este año hemos empezado a resolver algunas cuestiones burocráticas, como por ejemplo la implementación del expediente digital que venga de la AFIP al juzgado de ejecución fiscal, con lo cual gran parte de los movimientos quedarían digitalizados. Actualmente, nosotros tenemos los juzgados contenciosos de Tucumán y el de Pellegrini. Tucumán es un edificio viejo pero cumple sus funciones, se puede decir que se está más o menos cómodo, pero es funcional. Pellegrini fue arrendado a la AFIP. Respecto este edificio, debemos declarar un promedio de 10 a 20 días inhábiles por año por falta de luz, por falta de ascensor, por falta de calefacción, o por falta de aire acondicionado. Y ni siquiera podemos arreglar nosotros mismos el problema, tenemos que llamar a la AFIP y mediante esa gestión (que podríamos llamar tercerizada), se interviene en todo este tipo de problemas. La necesidad de dejar ese edificio y buscar uno nuevo es muy apremiante porque lo que se resiente es el servicio. Es sabido que la Corte pidió el doble de Presupuesto y el público podría escandalizarse pero hay que entender todos esos nuevos requerimientos.
Los tribunales de ejecución fiscal tienen el edificio nuevo que ya mencionamos, lindo, pero resulta que no fue prevista su partida presupuestaria para los empleados de planta permanente. Esto provocó que la Corte tuviera que salir a gestionar empleados por contrato.
¿Esto ocasionó algún tipo de contratiempo?
Sí, la gente contratada se saca de acá. Esto provoca que tengamos un fuero en el que debe haber un 50 por ciento del personal que es todo interino por la cantidad de esas contrataciones. Hay que lograr establecer una planta permanente "tipo" para cada juzgado, de acuerdo a las necesidades y evaluando las estadísticas que hay desde hace 15 años. Soy un convencido que la administración de justicia va a funcionar mejor cuando tenga más gestión. Los jueces somos muy reacios a ocuparnos de esto, por formación, porque nos interesan las cosas jurídicas, pero en algún momento tenemos que trabajar con las pautas que da la Corte y los recursos que nos ofrece, aprovecharlos y usarlos.
¿Cuál es el escenario del fuero en cuanto a vacancias y subrogancias?
Para empezar, yo estoy solo en mi Sala. Las subrogancias no es el sistema ideal. La Sala I tiene una vacante, la Sala II también. De las cinco salas solamente hay dos completas, son la Sala III y Sala V. He ayudado en la Sala I en momentos en que Coviello quedó solo y el problema es que las salas tienen distintos criterios. Luego, tenemos un subrogante que queda en disidencia con un titular y esto genera problemas. La jurisprudencia de cada sala es como que se va perdiendo. Es bueno que se renueve, pero sería ideal que fuera con los jueces permanentes. Si no, nadie sabe dónde estamos o en qué dirección va la Sala. Y el profesional está en el medio tratando de adivinar qué tenemos en la cabeza nosotros. Y no es justo. Tal vez se tenga que evaluar en el Consejo si el trámite de los concursos pueda acelerarse, yo creo que sí se pueden acelerar, pero no es mi ámbito de decisión. Hay que convencer a la gente que "Eficiencia" y "Justicia" no están reñidas.
¿Hay otros mitos para combatir en la Justicia local?
Sí, el de que el juez es un profesor de derecho en la sentencia. Porque muchas veces el gran bagaje de conocimiento aportado en una sentencia termina resultando en un fallo sumamente extenso que quita tiempo para otro que tiene tanto o más derecho a ser sentenciado que el anterior. Un fallo también puede ser corto. Yo creo que hay toda una evolución sobre esto y creo que se puede lograr. Además, con la futura renovación de la Cámara, va a ser importante que traigan criterios nuevos.
En relación a las incorporaciones, ¿en qué etapa se encuentran?
Están en la etapa de concurso, en las impugnaciones. Hay que esperar los plazos previstos. Ahora hay un pedido de prórroga para evaluar los antecedentes por las impugnaciones que se hicieron, pero habría que pensar un modo de buscar una forma de cubrir las vacantes más rápido.
¿Cuál es su punto de vista de las reformas al Consejo de la Magistratura?
Eso le corresponde al Congreso, que es el que tiene la facultad de pensarlo y decidirlo. Lo único que voy a decir es que conocí muchos sistemas anteriores (nacionales o como el de Chubut). Yo creo que los sistemas no son buenos y malos por sí mismos. La incorporación de más "no políticos" o "sociedad civil" puede ser buena, siempre y cuando la voluntad sea hacer algo bueno y que el número de integrantes no entorpezca. La pregunta es si hay una voluntad de hacer un procedimiento de selección rápido.
¿Cómo queda la figura del juez luego de los casos de extrema trascendencia (ej.: judicialización de la política)? ¿Se reciben muchas presiones?
El episodio de la jueza Sarmiento fue un caso muy particular. Creo que cuando uno se inclina por estos fueros, sabe que se está expuesto a ser criticado. Una parte es el Estado, que tiene todo un aparato para hacer difusión. Los jueces tratamos de resolver las cosas como creemos, con los recursos y posibilidades que tenemos, no estamos exentos del error y toda sentencia es una opinión. En un conflicto de intereses, el juez siempre queda en el medio. No es que haya o no haya presiones. Uno sabe lo que tiene que hacer. El tema "Reservas" era algo que en febrero y marzo, uno se levantaba y lo veía en el diario, lo veía en la televisión, mis amigos me preguntaban todo el tiempo. Uno está solo o acompañado por otros dos camaristas, el juez de primera instancia está peor, sí está solo. No desconozco las críticas que se pueda recibir por parte de la prensa o los fallos que se pretendan anticipar, pero uno tiene que estar acostumbrado que esa es también la función de la prensa. En lo particular, yo nunca adelanto mis fallos.