“Yo lo presencié, yo estaba adelante”, dijo Swarc con plena seguridad, y relató que el motor se encontró “bajo una viga”, entre los escombros del edificio “en la noche del domingo o el lunes”. Según las constancias del expediente, el motor fue secuestrado por personal de Bomberos de la Policía Federal el lunes 25 a última hora de la tarde.
Si bien Swarc no figura entre los testigos que firmaron el acta de secuestro, su condición de improvisado intérprete entre argentinos e israelíes lo convirtió en un testigo privilegiado del hallazgo del motor en tiempo y forma con la hipótesis oficial, que había quedado seriamente golpeada tras la declaración de jefes de Bomberos que aseguraron que el motor había aparecido la día siguiente del atentado y no uno semana después.
Por eso, este testigo era sometido al cierre de esta nota a un intenso interrogatorio por parte del fiscal Alberto Nisman, con la indisimulada intención que dijera todo lo que sabía antes de ser abordado por las defensas.
“Se encontró una viga y la cortaron, después la levantaron con una grúa y allí apareció el motor”, detalló Swarc, e indicó además que los efectivos del ejército israelí pidieron fotografiar el motor, mientras los bomberos de la Brigada de Explosivos buscaban tiza para identificar el número de la pieza, para iniciar la búsqueda de los titulares del vehículo. Esta tarea se habría cumplido en la misma jornada, tal como lo relató esta semana en la audiencia un oficial de Bomberos que aseguró que el mismo realizó esa diligencia.
“Lo pusieron dentro de una carpa, sobre el piso, allí lo observaron y lo fotografiaron y luego se lo llevó la gente de los bomberos argentinos”, aseguró el testigo. Además, aseguró que tras el hallazgo los especialistas de Israel aseguraban que así “se demostraba que existió un coche bomba”.
Esta jornada, que comenzó casi una hora después de los previsto, será clave para la consolidación de la hipótesis de los acusadores, ya que además de Swarc está previsto que declaren el oficial de la Brigada de Explosivos Juan Carlos Lopardo y los civiles Pablo Garris y Alberto Moragues. Lopardo fue el oficial que halló el motor según las constancias oficiales y Moragues y Garris los testigos que firmaron el acta de secuestro de la pieza clave.
Si bien tanto Lopardo como Moragues y Garris ratificaron sus dichos durante la instrucción, para los querellantes y los fiscales es vital que en el juicio oral mantengan sus posiciones.
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