En esa oportunidad el militar admitió haber sido el chofer de Lasnaud durante su periplo en Argentina -en una audiencia posterior lo reconoció en una rueda fotográfica- previo al contrabando que se consumó al desviar las armas de su destino aparente Venezuela a Ecuador. Aguinsky había detectado la presencia del francés luego de cotejar todos los ingresos de vehículos a la terminal de Ezeiza en los día previos a los embarques aéreos.
“Queremos extraditarlo y ya estamos trabajando en la documentación que nos pide Suiza”, confirmaron fuentes del juzgado de Speroni. La tarea comenzó con la traducción al francés de la parte pertinente del Código Aduanero argentino y la precisión de los tipos penales de los delitos que se le imputan al hasta hoy traficante prófugo.
Lasnaud está considerado como el “ideólogo” del contrabando de armas a Ecuador, en 1995, durante la guerra fronteriza de ese país con Perú. En febrero de ese año, el traficante visitó junto a un representante de las Fuerzas Armadas de Ecuador la fábrica militar Domingo Matheu de Rosario, en un viaje en helicóptero del Ejército Argentino, que según se recuerda, su utilización le costó más de un dolor de cabeza a su Jefatura, aunque luego aparecieron las facturas de los viajes, pagadas por Fabricaciones Militares.
Es clave en la investigación que se acumuló a la que ya tenía Speroni, la serie de faxes intercambiados entre Lasnaud, Estrada -el marino muerto en extrañas circunstancias- y los traficantes ecuatorianos que hasta no hace mucho tiempo pretendían erigirse como damnificados de todo este affaire.
Fuentes de la causa esperan que, por su conocimiento del contrabando al Ecuador, Lasnaud pueda dar detalles desconocidos de la maniobra, en virtud de su acreditada relación con todos los intermediarios del negocio, a la que no es ajeno el ex teniente coronel Diego Palleros, al que el juez Urso había caracterizado "como el centrofoward de toda la operación".
En su momento, el juez federal también había solicitado la captura internacional del contrabandista, que se refugiaba en Estados Unidos, más precisamente en el estado de la Florida. Las órdenes estaban pendientes, hasta que Speroni recibió el aviso de Interpol.