Falta de personal, carencia de insumos, problemas edilicios. En un reciente reportaje con Diario Judicial, Gregorio Corach hizo un resumen de la situación por la que atraviesa el fuero del Trabajo, recordando al inefable Yéneral González, el tragicómico dictador de una república bananera, que interpretaba Alberto Olmedo en los años '80.
Uno de los problemas más graves por los que atraviesa el fuero Laboral es el de recursos humanos. Falta personal pero sobre todo faltan jueces. En primera instancia, de los 80 juzgados que hay, hay 30 que están vacantes, casi un 25 %.
En la Cámara la cosa no es mucho mejor. Hay vacantes seis cargos, lo que equivale a dos salas completas.
Estas son vacantes que tardan mucho en ser completadas, ya que el proceso de llamado a concurso, selección a cargo del Consejo de la Magistratura y posterior elección por parte del Poder Ejecutivo luego del acuerdo del Senado, dura largos años.
Más abajo en el escalafón también falta gente. Según el camarista, se vive tapando agujeros. Se saca personal de un juzgado para ocupar vacantes de otro más necesitado. Se mueve la gente de un lado a otro en un intento desesperado por ir apagando los incendios cotidianos.
A la falta de personal se suman también los problemas edilicios. Se trata de edificios originalmente pensados para que concurran 600 personas por día, que finalmente atienden a esa cifra multiplicada por 10. Así, no hay edificio que aguante, hasta los peldaños de las escaleras muestran el desgaste por el uso intenso.
Al igual que en otros fueros, los insumos también son un problema. Falta tonner y papel para para imprimir (materias primas fundamentales en procesos casi totalmente escritos) y son los jueces y los camaristas los que a veces ponen de su bolsillo para intentar que todo siga funcionando.
Por otro lado, el aumento de la litigiosidad, va empeorando las cosas a medida que pasa el tiempo. Los números no paran de subir: en 2011 se iniciaron 58.052 demandas, en 2015 el fueron 83.191, y en lo que va de 2016, antes de la feria de invierno, ya se iniciaron 48.846. Los números son apabullantes. A este ritmo, aunque se completaran todas las vacantes pendientes en tiempo record, el fuero igual seguiría con problemas.
El nuevo sistema informático podría ayudar a una solución en el mediano y largo plazo, mejorando mediante la despapelización el acceso y archivo de los expedientes y reduciendo el tránsito de personas por los edificios.
Sin embargo, en lo inmediato trajo más de un dolor de cabeza. Tanto a los empleados como a los abogados les cuesta adaptarse. Además, se descubrieron fallas técnicas (que de a poco se van solucionando), el sistema es lento, se colapsa y en el corto plazo muchos opinan que perjudica en vez de ayudar.
Los abogados protestan, los jueces protestan, los justiciables protestan. Nadie está conforme con el sistema. Hoy, más que nunca, en el fuero Laboral tiene vigencia el dicho popular “más vale un mal arreglo que un buen juicio”, porque en Costa Pobre es difícil que haya un buen juicio.