La medida dispuesta por Santamarina a principios de agosto trascendió recién en la noche del martes, por lo que se creó un clima de confusión en el entendimiento que el magistrado había hecho lugar a un nuevo recurso interpuesto por los abogados de la Cámara Argentina de Agencias de Turf.
Sin embargo, el magistrado se encargó de aclarar hoy que él sólo se había limitado a dar cumplimiento de un exhorto librado por Miralles, por el cual se disponía adoptar las previsiones para que las dependencias policiales (comisarías y departamental de Lomas de Zamora) dieran “estricto cumplimiento” a la medida, a fin de que el Instituto Provincial de Loterías y Casinos se abstenga de “llevar adelante acto alguno o acción que disponga la clausura y/o sanción de algunas de los locales agrupados en la Cámara Argentina de Agencias de Turf” donde funcionan las máquinas.
Miralles aclaró esta semana –aquel exhorto era del 9 de agosto—, que la medida apuntaba a evitar la clausura de los locales, independientemente de las medidas que pudieran adoptarse respecto del funcionamiento de las máquinas.
La medida que impedía la clausura y de la cual Santamarina se hizo eco comprendía a locales de Lomas de Zamora, Monte Grande, Burzaco y Lanús.
Contienda porteña
Mientras tanto, del otro lado de la avenida General Paz, el tema de las tragamonedas sigue siendo el eje de un debate jurisdiccional. Si bien el mismo juez Miralles había concedido una medida cautelar para que funcionen las máquinas en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires -hay un decreto firmado por Fernando de la Rúa que habilita su funcionamiento-, la justicia metropolitana días después ordenó el secuestro de las máquinas.
En este caso, al igual que cuando se debatía cuál era la autoridad de control competente sobre la actividad del barco casino -allí la Corte Suprema dijo que era jurisdicción nacional-, se sigue discutiendo la facultad de Loterías y Casinos de la Nación para regular el funcionamiento de las tragamonedas en la Ciudad -ya autorizó su puesta en marcha y reglamentó su uso- con la fuerte oposición de la Legislatura porteña, que quiere hacer uso de facultades que dice que le son propias, pero que terminan siendo concurrentes con la Nación, que sin embargo, termina ejerciendo el control de la explotación exclusiva y monopólica del casino flotante en las propias narices de la Ciudad, que así se queda sin percibir ni un peso para sus arcas.