Tras 47 años de lucha, un abogado logró que la Justicia reconozca que se llama Thor. Al letrado lo conocen con ese prenombre en Villa Carlos Paz, incluso así firmaba en los escritos judiciales. “Existen justos motivos para la inscripción del nombre como sus padres habían elegido y deseaban llamarlo”, concluyó el juez.
Lo que era una costumbre ya se convirtió en oficial: finalmente Thor Rodolfo Sittoni será inscripto con ese nombre completo en los Registros Oficiales e incluso se hará la anotación respectiva en su acta de nacimiento. Sittoni tuvo que esperar 47 años y el cambio de Código Civil para que le reconozcan el prenombre con el que lo llamaron desde la niñez.
Diario Judicial publica el fallo completo dictado por el juez Civil y Comercial de Villa Carlos Paz, Andrés Olcese, en autos “Sittoni Rodolfo – Procedimiento Sumario”, donde se hizo lugar a la demanda entablada por encontrar acreditadis los “justos motivos” para la inscripción del nombre, pese a la oposición del fiscal del caso.
El caso se retrotrae a 1970, cuando los padres quisieron inscribir a Thor pero le negaron ese pedido en el Registro Civil. En 1971 el caso se judicializó e incluso se hizo lugar a la demanda de los padres del ahora letrado, pero luego se “corrigió” la sentencia e, invocando que la Ley de Nombres 18.248 imponía que el nombre “no debía ser extravagante, ridículo, contrario a nuestras costumbres, representativo de tendencias políticas o ideológicas, capaz de causar equívoco respecto al sexo de las personas”.
Corría el año 1973 cuando se ordenó inscribir a Thor como Rodolfo Sittoni, pero a esa altura familiares, allegados y conocidos ya lo llamaban por su prenombre. Atravesó su vida escolar y universitaria con el mismo e incluso “ha adquirido notoriedad la portación y titularidad del nombre”. Con énfasis en el nombre. Thor lo dejó claro en su demanda: “ni apodo ni una simple costumbre de utilizar un nombre distinto”. No fue gusto personal tampoco, fue la decisión de sus padres.
El Registro Civil no se opuso a la demanda, sí el fiscal del caso, que consideró que no estaba acreditado el “perjuicio que le ocasiona continuar su vida social con el nombre Rodolfo”. Al momento de resolver, el juez le recordó a este último que sí hay un perjuicio ya que el nombre “es un atributo de la personalidad”.
De hecho para el magistrado es uno de los “más importantes en cuanto permite la individualización perfecta de las personas, contribuyendo a fundar en sus bases o íntimos cimientos a la unicidad del ser irrepetible, que es centro y fin de toda regulación jurídica”.
El juez Orcese, invocando la normativa del nuevo Código Civil y Comercial que sólo impide la inscripción de “prenombres extravagante” señaló que el artículo 69 de la norma estipula que procede la reinscripción del nombre o apellido cuando existan “justos motivos”, por ejemplo, en casos del seudónimo “cuando hubiese adquirido notoriedad” o por la raigambre “cultural, étnica o religiosa”.
Por lo que, tras acreditar por testimonios y por la documentación que el nombre Thor “siempre lo ha acompañado e identificado” desde que el abogado era niño hasta el día de hoy, casi cincuenta años después, el magistrado concluyó que “existen justos motivos para la inscripción del nombre como sus padres habían elegido y deseaban llamarlo: Thor Rodolfo Sittoni”.