“Es un paso muy importante, pero no es el cierre” de la investigación, explicó a Diariojudicial.com la abogada de la DAIA, Marta Nercellas, y explicó que con nuevos datos “se confirma toda la hipótesis sobre la que venia trabajando el doctor (Juan José) Galeano desde le inicio mismo de la causa”.
Los datos que a juicio de los investigadores se podrían confirmar son:
- El atentado fue realizado por el Hezbollá, un partido político con base en el Líbano que financia a grupos terroristas. Por lo cual, se trataría de la misma organización que, según la Corte Suprema de Justicia, voló la embajada de Israel en 1992.
- La embajada de Irán y funcionarios del gobierno iraní tuvieron un rol “preponderante” en la organización y la inteligencia del atentado.
- Los terroristas ingresaron por Ciudad del Este, la ciudad paraguaya en la Triple Frontera con Argentina y Brasil, con documentación falsa, que le fue provista en la zona.
- Se conoce el nombre del conductor suicida (lo que confirmaría que efectivamente existió, algo que no surge de las evidencias del lugar de la explosión). Es un libanés que ingresó a la Argentina especialmente para el atentado y que habría sido señalado en un testimonio de identidad reservada que obtuvo la SIDE, según pudo saber este diario.
Nercellas confirmó que “hasta hace poco tiempo no teníamos los nombres completos de estas personas y ahora se tienen algunos y se esta tratando de confirmarlos”, explicó.
Esto se suma a otra parte que se ya venía recopilando en torno a la llamada “conexión internacional” que incluirá una serie de pedidos de captura internacionales, tal como este diario informó hace casi un año. Entre estas capturas se contarían las del ex agregado cultural de la Embajada de Israel en Buenos Aires, Moshen Rabbani; la de Hassan Nasrallah, secretario general del Hezbollah y la de Ali Akbar Velayati, quien era canciller de Irán en 1994.
Sin embargo, en fuentes calificadas del Juzgado Federal 9 se pusieron paños fríos al respecto, aunque confirmaron que la información existe. “Esta es una hipótesis y estamos esperando que la inteligencia nos provea de la información, que a la ciudadanía le interesa”, explicaron.
Cuando la información llegue al juzgado, se la incorporará al expediente, explicaron, aunque se mostraron cautelosos: “son conclusiones de inteligencia y a veces es difícil llegar a la misma conclusión por la vía judicial. Es necesario buscar la prueba”, alertaron.
Es que –ya se ha demostrado en esta causa- muchas veces los indicios de inteligencia no llegan a tener el valor de prueba judicial. Al respecto, la abogada Nercellas advirtió que el prematuro estado público que cobró el tema puede conspirar contra la incorporación de los nuevos datos al expediente.
“El trascendido es absolutamente imprudente”, dijo Nercellas en relación a la información del diario Ámbito Financiero “porque estamos en plena judicialización de los datos que se vienen trabajando desde hace mucho tiempo atrás”, remarcó, y advirtió que “este trascendido puede poner en crisis algunos de esos elementos de prueba”.
Lo que no se sabe
Más allá de los nuevos elementos que se agregarán a una próxima resolución sobre el capítulo internacional del atentado, todavía es mucho lo que no se sabe. Entre otras cosas, cómo pasó la camioneta Trafic de manos del contacto local –según la acusación, los policías dirigidos por Juan José Ribelli- hasta la célula terrorista que ahora se pretende identificar.
Por eso, sorprendió que el matutino porteño asegurara que según la información de inteligencia “no quedan dudas” que los policías argentinos nunca supieron para que sería utilizada la Trafic que entregaron, cuando el tema está en pleno debate en el juicio oral y público.
La afirmación causó marcado malestar entre los querellantes. Uno de los abogados de la AMIA, Miguel Bronfman, calificó de “irresponsable y apresurada” la versión y recordó que el tema se está ventilando en el juicio, en el que “estamos convencidos de la responsabilidad de Ribelli y (Carlos) Telleldín”.
Además, Bronfman recordó que “el atentado no está esclarecido”, porque faltan dilucidar varios elementos, como lo que pasó con la camioneta entre el 10 de julio de 1994 (fecha en que Telleldín la entregó a los policías bonaerenses) hasta el 18 de julio, el momento de la explosión.
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