Yael Bendel es abogada y actualmente ocupa el cargo de Asesora General Tutelar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En diálogo con Diario Judicial, advirtió sobre los peligros en redes sociales para niños y adolescentes.
¿Cuáles son los principales problemas que tienen los menores y jóvenes ante las nuevas tecnologías?
Hay dos temas vinculados con las tecnologías. El primero es la adicción, esta es una cuestión incipiente, que se empezó a trabajar con las diferentes áreas. La tecnología es adictiva y en los niños produce una gran adicción, con sus consecuencias en la salud mental. La otra cuestión es el grooming.
¿Qué sucede con el delito de grooming?
Hoy la vida de los chicos transcurre en las redes. Antes el riesgo estaba cuando te tomabas un colectivo para ir a la casa de un compañero y tu mamá te decía que no le hables a nadie. Hoy el riesgo está en ese encuentro en las redes, y son pocos los que pueden advertirlo, porque al extraño no lo conocemos y se vende como alguien conocido o de la misma edad de los chicos. Esta situación hace que le brindes un montón de información. En este intercambio, en general, el groomer persigue fotos de las víctimas y con esas fotos ingresa a un mundo de pornografía infantil. Hay una falsa creencia que el groomer sólo busca encontrarse con la víctima, ya que en la mayoría de los casos busca fotos para ingresar al mundo de la pornografía infantil.
¿Cómo los afecta?
El grooming afecta a los chicos porque ellos les contaron toda su intimidad, les mandaron fotos e intercambiaron datos de su cotidianeidad. Los pone en una situación similar a la de los chicos abusados, ya que afecta su integridad sexual y su intimidad. Nuestra preocupación es que se entiendan los riesgos y se aborde el tema con la seriedad que se tiene que abordar.
¿Qué sucede con las fotos que circulan en las redes?
Cuando una foto está circulando, es muy difícil sacarla de las redes. Ahí trabajamos fuertemente con la Fiscalía y con el Cuerpo de Investigaciones Judiciales para poder llegar a la fuente de difusión y abordar la problemática. Pero los chicos son afectados y van a seguir afectados porque estos videos pueden llegar a circular entre sus grupos de amigos y puede traer distintas consecuencias, como la violencia entre pares. Teniendo en cuenta que los chicos viven en las redes, todo lo que transcurre allí los afecta doblemente.
¿Y en casos de ciberbullying?
A veces lo hacen chicos que ni siquiera son imputables, por lo que es muy complejo. Las redes terminan siendo una herramienta de acoso entre pares y muchas veces no hay denuncia porque son chicos. Es por ello que trabajamos con talleres y logramos que entiendan los daños que pueden ocasionar con esas acciones.
¿Considera que se debe aumentar las penas?
Soy muy crítica con las penas. En el proyecto del nuevo Código Penal, en el cual participo, aumentamos las penas para casos de grooming. Siempre pongo de ejemplo que robar una vaca tiene pena más alta que el delito de grooming, el cual afecta la integridad sexual y la intimidad de los chicos. Termina pasando que son delitos con baja graduación de pena y a mí eso me preocupa.
¿Quién denuncia este tipo de delitos?
En los delitos informáticos, en general, son los padres los que denuncian. También trabajamos mucho con las escuelas acerca de la corresponsabilidad, ya que son delitos que continúan, por ejemplo, el ciberbullying puede gestarse en una acción de la escuela y después seguir en la casa. La mayor cantidad de estos delitos ocurren en juegos de línea.
¿Cómo es el proceso cuando reciben una denuncia?
Primero nos llega la denuncia por una cuestión jurisdiccional y se aborda desde la Asesoría acompañando a los chicos. Una de las tareas más difíciles es lograr que el chico participe en el proceso, es decir lograr que se lo escuche. En los momentos que se establece una decisión sobre la pena del imputado, también planteamos que el asesor forme parte de esa decisión porque la víctima es uno de sus representados. Es fundamental la participación del niño ya que es la víctima y su afectación tiene que ser central a la hora de dirimir la pena.