La Justicia de Neuquén hizo lugar a la denuncia por violencia de género de una profesora contra sus compañeros, quienes ejercieron actos discriminatorios, afectaron su autoestima y la humillaron en su condición de mujer.
El Juzgado de Primera Instancia N°2, Civil, Comercial, Especial de Procesos Ejecutivos, Laboral y de Minería de la II Circunscripción Judicial de Neuquén hizo lugar a la denuncia por violencia de género formulada por una profesora contra sus compañeros en la institución educativa, quienes ejercieron actos discriminatorios, afectaron su autoestima y la humillaron en su condición de mujer.
La docente trabaja hace más de 17 años y en 2015 tomó el cargo de directora en la institución. Según consta en la causa, en ese momento la secretaria académica se encontraba con licencia por maternidad, pero a su regreso comenzó a tener problemas con la misma y con otra compañera.
La mujer alegó que la desautorizaban, amenazaban, desacreditaban, ocultaban información y que tomaban decisiones sin consultarla. Denunció, entre otras cuestiones, que recibió agresiones y comentarios tales como “habrá tomado su pastilla”, “que iban a hablar con su esposo o si no le iban a conseguir un burro”. La trabajadora decidió dejar el cargo por la fuerte “presión psicológica”.
En este escenario, el juez analizó la denuncia en los términos de la Ley de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres (2786).
El magistrado afirmó que “resulta terrible” la conducta de las denunciadas, que "en forma continua y sistemática han ejercido actos discriminatorios hacia la denunciante, afectando su autoestima y humillándola en su condición de mujer con comentarios agraviantes" tales como que la misma tiene necesidad de un “hombre” y de “los miembros sexuales masculinos”. Además remarcó que las denunciantes son “dos mujeres y que revisten el carácter de docentes formadoras de jóvenes y adultos”.
Destacó que la denunciante se vio obligada a renunciar y precisamente lo que la normativa comprende “es el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral”.
Los testimonios y pruebas aportadas dan cuenta que las denunciadas desvalorizaban a su compañera no solo en privado sino también en público, hablando “no solo de su indumentaria sino que hacían groseros y humillantes comentarios referidos a su vida íntima y sexual”, sugiriendo que necesitaba de “un hombre” para estar bien.
“La humillación que representa que sea víctima de burlas y risas, que se la desacredite y que sea objeto de comentarios como los señalados más arriba, sin duda representa un menosprecio que afecta su dignidad, máxime si se realiza en forma sistemática sobre la trabajadora, buscando con ello su exclusión laboral”.
Los testimonios y pruebas aportadas dan cuenta que las denunciadas desvalorizaban a su compañera no solo en privado sino también en público, hablando “no solo de su indumentaria sino que hacían groseros y humillantes comentarios referidos a su vida íntima y sexual”, sugiriendo que necesitaba de “un hombre” para estar bien.
“(…) se trasluce indudablemente, no solo desavenencias o diferentes criterios funcionales u organizacionales entre la denunciante y las denunciadas, así como problemas de tipo administrativo (…) sino un hostigamiento psicológico sistemático, entendido este como un comportamiento humillante, intimidatorio o abusivo que es a menudo difícil de detectar sin dejar evidencia, el que se realiza de manera habitual, y constante”, concluyó.