El primer testimonio de la jornada fue el de Raúl Alfredo Levaggi, un hombre que está detenido sin condena desde setiembre de 1994, por un doble homicidio por el que también está detenido Ramón Solari, el protagonista de uno de los que aparece como un intento de desviación de la causa AMIA, que compromete, tal como fue presentado por la fiscalía en su requerimiento de elevación a los policías bonaerenses encabezados por Juan José Ribelli.
Para los acusadores, Solari fue preparado por policías bonaerenses para autoincriminarse por el atentado contra la AMIA, y quedar así a disposición de la justicia federal, algo al preso le interesaba sobremanera porque, según él mismo decía, en la provincia se la tenían jurada.
El mismo Solari ratificó esta versión ante legisladores de la comisión bicameral creada en el Congreso para seguir la investigación de los atentados, pero lo desmintió luego en una carta personal que le envió a uno de los acusados, el comisario bonaerense Juan José Ribelli.
Con estas contradicciones a la vista, el Tribunal Oral que lleva adelante el juicio intenta establecer por vía de testimonios cuánto hay de verdad. En esa línea, Levaggi ratificó un punto importante para la acusación, dijo que cuando estaba preso junto a Solari en la Brigada de Vicente López, dos oficiales de policía se reunían frecuentemente con su compañero y cuando lo hacían desalojaban la celda, para hablar a solas.
“Entraba personal de la Brigada a la celda y a nosotros nos mandaban al patio”, graficó Levaggi, y avaló de esta forma la relación “especial” que Solari mantenía con sus guardiacárceles. Sin embargo, dijo no conocer al oficial Mario Bareiro, uno de los sindicados partícipes necesarios del atentado y supuesto artífice de la “preparación” de Solari.
pero los defensores dicen, en cambio, que Solari es un mitómano y se apoyan en algunos testimonios recogidos hasta aquí que avalarían que el preso es un personaje de temer, en quien no se podría confiar. Es el caso de Ricardo Gómez, un médico que trabajaba en la Brigada de Vicente López y atendió varias veces a Solari, a quien calificó de “peligroso por sus arrebatos y francamente mitómano”, cuando declaró en el juicio en octubre pasado.
Incluso, García recordó que Solari se infligió quemaduras con un cigarrillo para lograr que lo trasladaran. Hoy ese episodio fue corroborado parcialmente por Levaggi: “yo le di el cigarrillo, porque él no fumaba”, indicó.
El capítulo Solari seguirá mañana, cuando declare Graciela Bernal, la abogada que lo representaba junto a Levaggi. Mientras tanto, el Tribunal Oral todavía no ubicó a otros presos que estaban junto a Solari en Vicente López, tres hermanos de nacionalidad paraguaya y apellido Brizuela, quienes fueron más explícitos en sus declaraciones anteriores sobre la supuesta “preparación” del testigo por parte de los bonaerenses.
De cualquier forma, este controvertido tema, otro más en el extenso juicio oral, amenaza con quedar inconcluso porque el personaje central, el mismísimo Solari podría no declarar, tal como adelantó DiarioJudicial.Com la semana pasada, el preso no declarará porque su situación procesal quedó irresuelta durante la instrucción a cargo de Juan José Galeano.
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