De esta forma, el juez Robert Sweet dio por tierra con el argumento de los querellantes, que centraban la responsabilidad de la empresa en no haber advertido a los denunciantes las consecuencias de ingerir sus productos, de alto contenido calórico.
En la causa, los defensores de McDonald’s calificaron el caso de “frívolo” y remarcaron que “cada persona responsable sabe qué contienen productos tan populares como las hamburguesas y las papas fritas” y comprenden las consecuencias que puede tener consumir excesivamente estas comidas por un período de tiempo prolongado.
Sin embargo, en Nueva York se consideró esta victoria como “mínima”, porque se abren otras instancias de apelación, que coincidirán con un clima de creciente preocupación en la sociedad norteamericana por el fenómeno de la obesidad, que afecta al 61 por ciento de la población de los Estados Unidos.
El abogado querellante, Samuel Hirsch, había acusado a McDonald"s de no difundir información deliberadamente y “atrapar” jóvenes con campañas publicitarias millonarias, que no les permiten elegir libremente. A pesar del revés inicial, el abogado pretende convertir el caso en una demanda colectiva, para lograr una indemnización de varios miles de millones de dólares, como sucede en los juicios contra las compañías tabacaleras, una verdadera industria en los Estados Unidos.
Precisamente, varios abogados recordaron que las demandas contra las tabacaleras eran al principio rechazadas sistemáticamente, “pero, cada vez más, la gente se está dando cuenta de que las demandas terminan triunfando”, indicó Neal Barnard, presidente del Comité de doctores para una medicina responsable, una de las organizaciones que impulsa el embate contra el gigante de las hamburguesas que, por ahora, gana 1 a 0.