Por decisión de la justicia británica, el fundador de WikiLeaks Julian Assange no será extraditado a Estados Unidos y permanecerá en Inglaterra. La magistrada sentenciante temió que el imputado se suicide en caso de concretarse el pedido de la justicia estadounidense.
Este lunes, la jueza británica Vanessa Baraitser rechazó la solicitud de Estados Unidos para extraditar a Julian Assange para juzgarlo por casos de espionaje. En caso de haberse concretado, Assange se habría visto sometido a una pena de hasta 175 años en el terreno estadounidense.
Fiscales estadounidenses acusan a Assange de 17 cargos de espionaje y un cargo de uso indebido de computadoras por la publicación, por parte de WikiLeaks, de documentos militares y diplomáticos confidenciales estadounidenses filtrados entre 2010 y 2011.
En 2012, Assange violó el arresto domiciliario que se le había concedido y se refugió en la embajada ecuatoriana en Londres hasta que fue despojado de su asilo en abril de 2019 e inmediatamente arrestado por la policía británica.
La defensa del acusado, por su parte, argumentó que estaba actuando como periodista y que la publicación de los documentos estaba protegida por el derecho a la libertad de expresión tutelado por la Constitución estadounidense.
La salud mental de Assange sufriría aún mayor deterioro por las condiciones de "aislamiento casi total" que enfrentaría en una cárcel estadounidense en caso de ser condenado.
Al dictar sentencia, la jueza consideró "demostrado" que Assange, de 49 años, presenta riesgo de suicidio y podría quitarse la vida si es procesado en Estados Unidos. Por su parte, las autoridades norteamericanas dijeron que apelarán el fallo.
Baraitser afirmó en la sentencia que Assange es un hombre con “depresión y por momentos desesperado" con un "intelecto y una determinación" capaces de burlar cualquier medida de precaución contra su eventual suicidio que puedan adoptar las autoridades penitenciarias de Estados Unidos.
En esa línea remarcó que la salud mental de Assange sufriría aún mayor deterioro por las condiciones de "aislamiento casi total" que enfrentaría en una cárcel estadounidense en caso de ser condenado.
La decisión de la jueza fue acogida favorablemente por periodistas y grupos de derechos humanos, que afirman que la sentencia es un ataque contra la libertad de expresión en todo el mundo y acogieron con satisfacción