20 de Diciembre de 2024
Edición 7117 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 23/12/2024

Lenguaje claro judicial: La mirada en los medios.

Es oportuno leer y repasar esos contenidos, que vienen produciendo desde hace años la Red por el lenguaje claro, distintos organismos judiciales, universidades y campo académico en
general.

Por:
*
Martín
López
Lastra
Doctor
en
Comunicación
UNLP
Por:
*
Martín
López
Lastra
Doctor
en
Comunicación
UNLP

Mucho se ha escrito en los últimos tiempos sobre la necesidad de un lenguaje claro en
veredictos, sentencias, resoluciones y decisiones en general desde la Justicia.

En honor a todo el aporte que vienen desarrollando distintas instituciones es oportuno
leer y repasar esos contenidos, que vienen produciendo desde hace años la Red por el
lenguaje claro, distintos organismos judiciales, universidades y campo académico en
general.

Sólo se intentará de aquí en adelante un abordaje complementario. El que pasa por
determinar si los medios ponen en agenda naturalmente la necesidad de un lenguaje claro
en la Justicia o si, por el contario, esa puesta en agenda se hace por vía casuística. Esto es,
si un medio o genera una noticia que habilite a un debate sobre tal tópico.

La mayoría de los estudios dan cuenta de la vía casuística como preferida para la puesta
en agenda de una problemática determinada y la necesidad de lenguaje claro no escapa a
esa regla.
 

Esperar a que los medios masivos promuevan un debate social e integral sobre lenguaje claro es aludir también a la excelsa virtud de la paciencia. Se deben esperar a las noticias que disparen tal debate. 
 

En buen romance - y para no escapar al eje central-, es muy probable que el debate en los
medios se origine ante una noticia que ponga la lupa en un conflicto.
El conflicto es una poderosa usina o factor de noticiabilidad en hechos que captan la
atención de audiencias y lectores. Es uno de los parámetros más citados en el estado del
arte de la investigación en comunicación y periodismo y sobre temáticas tan específicas
relativas a cómo y qué producen los medios cuando nos referimos a “noticias”.

Esperar a que los medios masivos promuevan un debate social e integral sobre lenguaje
claro es aludir también a la excelsa virtud de la paciencia. Se deben esperar a las noticias
que disparen tal debate.

Y tales noticias pueden potenciar una puesta en agenda con importantes dimensiones
como para hacer perdurable un debate que derive en un efecto político e institucional. Es
cuando la agenda mediática altera las rutinas de la agenda de gobierno en su concepción
más amplia.

Es oportuno algún ejemplo. Si la ausencia de lenguaje claro en la lectura de un veredicto
genera violentos incidentes en una sala de audiencias y los sujetos colectivos cercanos a
las partes tienen potencia comunicativa, entonces esa será la primera etapa de la noticia.
Quedará entonces en la calidad del conflicto o en la forma en que se describe ese conflicto
si esta noticia crece posteriormente en mayores dimensiones.

En el crecimiento de las dimensiones de una noticia no hay una cadena de circunstancias
aleatorias. Hay un circuito definido de etapas y requisitos que figuran en un manual
consuetudinario de prácticas de los medios como factorías que transforman historias

comunes en noticias. Al igual que otras tantas unidades de producción también tienen
protocolos para la producción de noticias de alta repercusión.


Fases de noticiabilidad


En la construcción de la agenda mediática hay etapas por recorrer en la línea de
producción de los medios periodísticos. Parafraseando a autores como Teresa Sádaba, en
una primera instancia los medios resaltan acontecimientos, personalidades o grupos sobre
el resto. En la segunda, se hace un “enmarcado” del acontecimiento que constituye el
foco de atención. Es allí donde se subrayan o esconden aspectos del objeto.

Aquí radica una clave importante porque la selección de detalles para imponerlos sobre
otros hace a un estilo diferente de producción de la Justicia. Ésta, en su misión por
producir la mayor verosimilitud posible tiene un campo más amplio para seleccionar
elementos en un proceso que demora un tiempo mayor al de la producción mediática y,
encima, lo transmite en un lenguaje de menor claridad hacia sus audiencias o lectores.

En la tercera etapa se encuentra la unión entre el objeto y determinados símbolos, de
modo que el asunto pase a convertirse en parte de un paisaje político reconocido. En
este caso se alimenta a una agenda más general que abarcar temas como la relación entre
la justicia y sus justiciables, presunto “divorcio” al cual aluden muchos actores políticos, la
impunidad, la inseguridad, y la lista puede continuar.

La cuarta etapa o de mayor despliegue se desarrolla cuando aparecen los portavoces,
desde los denominados “sujetos expertos en juicios paralelos” o “inscriptos para toda
ocasión de consulta mediática”, hasta personalidades de amplia influencia en el campo
académico e institucional, pasando por aquellos sujetos colectivos que pueden articular
demandas para que perdure la visibilidad en los medios.

Esta fase la podremos ver a través de las famosas “notas corales” producidas por los
diarios, es decir, con varias fuentes consultadas para generar un efecto de pluralidad y
diversidad de voces o los informes radiales y televisivos con idéntico formato.

 

No hay que esperar de los medios, más de lo que ellos nos puedan dar, que es información, actualización, entretenimiento o el alimento cotidiano de nuestra forma de interpretación política.
 


Volvamos sobre nuestro eje temático. Imaginemos que los violentos incidentes en una
sala a raíz de la falta de lenguaje claro ocasionan consecuencias de magnitud como para
una nota coral con especialistas en la materia. Desde lingüistas, estudiosos del derecho,
de la academia de la comunicación y también del campo político que es donde se deben
producir las soluciones, precisamente, a los requerimientos del lenguaje claro.

Ahora, pretender como solución exclusiva que todo pase por un debate en medios sería
hacerle un flaco homenaje a nuestra inteligencia. No hay que esperar de los medios, más
de lo que ellos nos puedan dar, que es información, actualización, entretenimiento o el
alimento cotidiano de nuestra forma de interpretación política.

No obstante, muchísimos casos de la historia reciente, dan cuenta de que muchos
cambios legales y perdurables en el tiempo, llegaron para quedarse.
 

Mayor sustentabilidad

Las políticas de seguridad, por citar un caso de actualidad, tuvieron uno de sus inicios –no
el único- en el dramático escenario de las cientos de noticias cotidianas y de las
preocupantes estadísticas policiales.

Se propone entonces la comparación con nuestro eje central para saber cuál sería el
déficit de sustentabilidad de un camino virtuoso hacia la definitiva consagración del
lenguaje claro. El modo potencial nos sirve para anticipar que sólo surge la necesidad de
plantear una hipótesis.

Al respecto, oportuno es señalar que el camino hacia una necesidad de lenguaje claro
aprobó un primer examen. Allí aludimos a que muchísimos actores del campo de
intervención directa en la materia tomaron la decisión de avanzar hacia esa meta.

Para la consolidación se necesita de sólidos complementos, por ejemplo, desde aquellas
personalidades, sujetos colectivos y organizaciones que, si bien lo han instalado podrían
potenciarlo como prioridad socialmente visible. En la mayor aparición de esos portavoces
o en mejores estrategias de vinculación con medios puede estar la clave de alcanzar una
fase de superación.

Hace falta un sustento desde esos sujetos colectivos y demás “newsmakers” que
definitivamente alejen al debate del lenguaje claro de la categoría de “topic” o nivel de
problemática que existe pero que aún no genera inmediata y urgente atención.

Lo importante es ascender a esta temática a la categoría de “issue”. Es decir, un tema
incorporado en la agenda que debe requerir urgente atención de los líderes políticos.

Por el momento, el camino hacia la consolidación del lenguaje claro registra ese camino
tortuoso y lleno de obstáculos propios de una situación de transición hacia una mayor
visibilidad y de necesaria de resolución. Por el momento, la necesidad de lenguaje avanza
y ensaya su mejor metodología para ganarse un nivel de prioridad.

Estimado colega periodista: si va a utilizar parte esta nota o del fallo adjunto como "inspiración" para su producción, por favor cítenos como fuente incluyendo el link activo a http://www.diariojudicial.com. Si se trata de una nota firmada, no omita el nombre del autor. Muchas gracias.

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