Los directivos del INECIP, Alfredo Pérez Galimberti y Aldana Romano, emitió un duro comunicado tras la designación de Horacio Rosatti como nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. "El espectáculo de tres personas votándose a sí mismas es una ofensa a la ciudadanía", sostuvieron.
Bajo el título "el clima cortesano como intoxicación", el Instituto Comparado de Ciencias Sociales y Penales (INECIP) se pronunció en contra de la designación de Horacio Rosatti como nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Firmado por el vicepresidente del organismo, Alfredo Pérez Galimberti y su directora ejecutiva, Aldana Romano, el texto sostiene que la Corte realizó un proceso con una "irresponsabilidad inadmisible hasta para una reunión de consorcio. No es entendible que en un acto de importancia institucional ni siquiera puedan asistir los cinco miembros que la componen. En un caso por una actividad extraña al trabajo judicial y en el otro por razones ignotas. El espectáculo de tres personas votándose a sí mismas es una ofensa a la ciudadanía".
El INECIP también apuntó contra otras entidades por no pronunciarse sobre el hecho, al sostener que "quienes se rasgan las vestiduras, si se pretende cambiar la forma de nombramiento del presidente de la Corte, hacen silencio frente a esta burla a la seriedad de las instituciones".
"Este espectáculo pueril es el resultado de la degradación de la idea y funciones de la presidencia de la Corte, que no señala ninguna orientación, ni estilo sino más bien el uso y abuso de facultades administrativas que la Corte se ha arrogado de un modo inconstitucional. Recordemos que, nos guste o no, el art. 114 de la Constitución Nacional dispone que administrar los recursos de la administración de justicia le corresponde al Consejo de la Magistratura y que la Corte Suprema sólo nombra a sus propios empleado", agregaron.
Para Romano y Pérez Galimberti "estamos asistiendo a una permanente ruptura de las reglas más elementales de funcionamiento razonable de las instituciones, que ya bordean el grotesco. En los fallos de la Corte a veces votan tres miembros, otras cuatro, no construyen mayorías ni deliberan. La Corte fija tiempos para su propio trabajo que luego no cumple. Pretende que las reglas de quorum son una forma de evadir la deliberación colegiada".
Al finalizar, destacaron que su intención es "dejar constancia que la crisis de legitimidad de la Corte Suprema se acreciente día a día y son sus propios miembros quienes socavan esa autoridad con actos ramplones de cultura cortesana".