Fuentes judiciales confirmaron que la declaración se extendió por “tres horas netas”, aunque De la Rúa estuvo casi seis horas en el edificio de los Tribunales porteños, de donde salió por la puerta de la calle Uruguay en medio de un fuerte operativo de seguridad, donde abordó una camioneta gris último modelo que se perdió rápidamente en el tránsito porteño.
Antes de responder las preguntas preparadas por el juez Alberto Baños y los fiscales César Troncoso y Mónica Cuniarro, De la Rúa presentó un escrito de 30 carillas, que Diariojudicial.com publica íntegro, donde comienza asegurando que la causa en su contra es “política” y fue “iniciada con fines extorsivos”.
“La denuncia proviene de quienes, por haber sido excluidos de toda influencia en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quisieron presionar utilizando a la prensa y la justicia. Ese es el origen de estas actuaciones”, remarcó el ex presidente.
Más adelante, en el mismo escrito, De la Rúa atacó a los fiscales que le imputaron “haber tenido jardinero, valet, dama de compañía para mi esposa y redactor de discursos, pagados por el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires. La Fiscal interviniente hizo suyas esas afirmaciones y esto es grave”, acusó.
Sólo “changas”
Luego, la decena de preguntas del juez giraron en torno a la relación de De la Rúa con el supuesto jardinero-empleado municipal, José Benito Pazó. Al respecto, el ex presidente aseguró que es “extremadamente falso” que trabajara para él.
El abogado de De la Rúa, Fernando Díaz Cantón, aseguró que el ex mandatario explicó que Pazó realizaba “algunas changas” en la quinta de De la Rúa, pero éste, “le pagaba de su bolsillo” y se enteró que era empleado del Concejo Deliberante “con el inicio de esta causa”.
El ex presidente aclaró que siempre actuó dentro de la ley, con total transparencia y sin hallarse envuelto en ningún hecho de corrupción”, enfatizó Díaz Cantón, quien confirmó además que decidieron recusar al fiscal Troncoso, ya que es el hijo de un viejo conocido del ex presidente.