04 de Noviembre de 2024
Edición 7084 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 05/11/2024

Economía conductual y decisiones judiciales

¿Nuestras elecciones tienen motivaciones estrictamente racionales? ¿Las sentencias son, únicamente, producto de la aplicación de la ley a un caso concreto, bajo la forma de un razonamiento lógico? ¿Cómo influyen los sesgos en las decisiones judiciales? Este ensayo ofrece algunas posibles respuestas a estos interrogantes.

(Sang Hyun Cho en Pixabay)
Por:
Ricardo
Astudillo
Por:
Ricardo
Astudillo

En ocasiones ocurre que diferentes personas, que cometen un mismo hecho delictivo, en tiempos y espacios distintos, pero en circunstancias extremadamente similares y bajo el imperio de la misma ley, finalizan sus respectivos procesos penales con diferencias notables en la condena que se les aplica a cada una de ellas. Si los jueces únicamente interpretan y aplican las normas ¿Cómo resulta ello posible?

Algunos autores como Kanehman, Sibony y Sunstein[i] explican que esta anomalía sucede en muchos lugares y que su causa es un tipo de sesgo —que implica una falla en el juicio humano, que ellos denominan ruido— que puede distorsionar las decisiones de los jueces y las juezas.

En los hechos, todos — y no solamente los magistrados — somos seres falibles que no siempre escogemos opciones que nos convienen y que, en ocasiones, elegimos vías de acción que resultan ser inferiores, o sub óptimas, en términos de nuestro propio bienestar. ¿Por qué ocurre ello? 

Para responder a esta pregunta, los teóricos Sunstein y Thaler[ii] identifican una serie de sesgos en los que incurrimos las personas y que clasifican de la siguiente manera:

Anclaje: A veces nos inducen -o inducimos- por anclas con las que, por ejemplo, se puede influir en la cifra que alguien va a elegir (cantidad de dinero para donar) sugiriendo sutilmente un punto de partida desde el cual comenzar un proceso mental. En el caso de la donación, por ejemplo, podemos poner entre las opciones para los posibles donantes, un grupo de montos que sean cifras altas para que el donante tenga que elegir entre números que convengan económicamente a los beneficiarios de la donación pues recibirán más dinero.

Disponibilidad: También denominado heurístico de la disponibilidad, es una valoración absolutamente sesgada del nivel de riesgo de que un evento o un hecho suceda. Así, por ejemplo, la experiencia reciente relacionada con el acaecimiento de un desastre natural incidirá notoriamente en la contratación de un seguro. Los acontecimientos recientes influyen en nuestra conducta. Entonces, una persona que vivió un terremoto, estará más preocupada por la posibilidad de vivir otro evento geológico similar a ese. Por lo tanto, este tipo de valoraciones pueden distorsionar nuestra manera de tomar decisiones. 

Representatividad: Este comportamiento ocurre cuando a las personas se les pide que evalúen la posibilidad de que un conjunto A pertenezca a B, en general todos responden asociando por la semejanza de A con su imagen o estereotipo que ellos tienen de B. Este sesgo puede distorsionar la realidad ya que, por ejemplo, cuando las personas analizan el resultado de un proceso aleatorio, suelen atribuir causas concretas y determinadas, y otorgarles un significado relevante, cuando en realidad todo es producto de la casualidad.

Optimismo y exceso de confianza: Otro error que solemos cometer los seres humanos, es creernos por encima o superiores a la media. Casi siempre tenemos un optimismo que no se ajusta  a la realidad, incluso cuando hay mucho en juego. Cuando sobreestimamos nuestra inmunidad personal, dejamos de tomar medidas de prevención razonables. 

Ganancias y pérdidas: Esta distorsión en nuestra razonabilidad se debe a que, generalmente, tenemos una gran aversión por la pérdida. Es decir, le damos mayor importancia a alguna pérdida que suframos más que a la obtención de una ganancia. 

El sesgo del status quo: Se refiere, sencillamente, a que solemos preferir que las cosas queden tal como están. Puede que, por ejemplo, nunca hagamos un trámite para cancelar la suscripción de una revista.

El enmarcado: El framing se basa, principalmente, en la idea de que la forma o cómo estén presentadas las distintas opciones, puede incidir en el contenido de las decisiones que toman las personas. 

La existencia de determinadas fallas conductuales o errores en el juicio humano nos demuestran que la teoría de la elección racional y el homo economicus de la teoría económica clásica, hoy día se encuentran cuestionados. 

Es decir que la razonabilidad y la eficiencia que se supone que las personas tenemos al momento de tomar una decisión, puede no reflejarse en la realidad.

Lo mismo ocurriría con las sentencias las cuales podrían no ser, únicamente, producto de un acabado razonamiento lógico motivado por la estricta aplicación de la ley respecto de un caso concreto, sino que una racionalidad limitada, afectada por algún tipo de sesgo, podría también ser parte del proceso de toma de decisiones judiciales.

 

Puede basarse simplemente en la casualidad de que los jueces tengan puntos de vista uniformes, quizá porque proceden de un limitado estrato social o profesional cuyos miembros piensan de forma similar en los temas relevantes


En relación a ello, Kanehman sostiene que la mayor parte de nuestras elecciones se efectúan intuitivamente y que las reglas que direccionan esa intuición están profundamente relacionadas con la percepción.[iii]   

En este contexto, la pregunta que hace más de diez años se hizo Richard Posner en su obra Cómo deciden los jueces, mantiene plena vigencia. En ese libro, el autor aseguró que “(...) el consenso que permite a los jueces decidir los casos mediante un razonamiento lógico o instrumental puede hallarse en el consenso social, por ejemplo, el actual consenso en la élites estadounidenses y en gran parte del público en general a favor de los mercados libres. O puede basarse simplemente en la casualidad de que los jueces tengan puntos de vista uniformes, quizá porque proceden de un  limitado estrato social o profesional cuyos miembros piensan de forma similar en los temas relevantes”[iv].

Como podemos observar, hay aspectos extralegales o extrajurídicos que pueden influenciar, en algún sentido, el contenido de una sentencia. Estos condicionantes de la actividad decisoria pueden ser de carácter psicológico, económico, político y/o filosófico. La estabilidad en el cargo, la forma en la que se asciende en el escalafón judicial, el estrato socioeconómico del que provienen los jueces, el lugar en el que estudiaron, el sistema de creencias al cual adhieren, sus convicciones teóricas, sus ideas morales y la opinión que la ciudadanía tiene acerca del rol de los magistrados en la sociedad, determinan indirectamente la manera en la que se decide un caso. Sabemos que estos factores extrajurídicos influyen al momento de dictar un fallo, pero la forma y la medida en que lo hacen aún no han sido suficientemente investigadas.

Por estas razones, en el ámbito del poder judicial, con el fin de evitar injusticias y reducir el ruido en las sentencias, hay una arquitectura de las decisiones a la que debemos prestar atención. La economía del comportamiento, conocida también como economía conductual, tiene mucho para decir al respecto.

 

Notas:
 

[i]Kanehman Daniel, Sibony Oliver y Sunstein Cass, Ruido, Una falla en el juicio humano, Editorial Debate, Buenos Aires, 2021, página 23.

[ii]Sunstein Cass y Thaler Richad, Un pequeño empujón, El impulso que necesitas para tomar mejores decisiones sobre salud, dinero y felicidad, Taurus, Barcelona, España, 2022, páginas 33 /55. 

[iii]Kanehman Daniel, Mapas de racionalidad limitada: Psicología para un economía conductual, Revista Asturiana de Economía- RAE Nº 28 2003, página 183.

[iv]Posner Richard, Cómo deciden los jueces, Marcial Pons, Barcelona, 2011. Páginas 407/408. 

Estimado colega periodista: si va a utilizar parte esta nota o del fallo adjunto como "inspiración" para su producción, por favor cítenos como fuente incluyendo el link activo a http://www.diariojudicial.com. Si se trata de una nota firmada, no omita el nombre del autor. Muchas gracias.

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