En una nota dirigida al Tribunal Oral que lleva adelante el juicio a la supuesta “conexión local” del atentado, el juez Galeano calificó de “parcialmente falsa” la respuesta de Toma a varios oficios que los jueces del TOF 3 le enviaron para aclarar quién ordenó las intervenciones de 23 líneas telefónicas supuestamente vinculadas a la investigación del atentado, entre las que figuran teléfonos ligados al entorno de las “células dormidas” fundamentalistas en Buenos Aires.
Para el Tribunal no fue fácil obtener respuestas de la Dirección de Observaciones Judiciales de la SIDE, el organismo encargado de pactar con las empresas de teléfonos la intervención de las líneas. Los jueces Miguel Pons, Gerardo Larrambebere y Guillermo Gordo insistieron con el pedido tres veces entre noviembre de 2002 y marzo de este año, y finalmente recibieron un escrito de escasas tres carillas firmado por Toma, donde deslinda toda la responsabilidad en el juez Galeano.
“Las 23 líneas telefónicas que se mencionan fueron intervenidas por disposición del juez actuante en la instrucción de la causa N° 1156”, dice Toma en referencia a Galeano en el escrito al que tuvo acceso Diariojudicial.com. Con esa respuesta en la mano, el TOF 3 le pidió al juez federal precisiones al respecto y Galeano contestó con artillería pesada.
“El contenido de la nota enviada por el entonces secretario de Inteligencia Miguel Ángel Toma al Tribunal Oral Federal N° 3 es falso, al menos parcialmente”, dice Galeano en su respuesta que ya figura en el expediente del juicio oral. El juez asegura que la falsedad se basa en que las líneas “no fueron intervenidas en las fechas que se indican” en las órdenes a las empresas de comunicaciones.
Además, el juez advirtió que en algunos casos, “ni siquiera se dispuso la observación con posterioridad” y enfatizó que el ex jefe de la SIDE “no adjuntó documentación alguna que avale su afirmación”, de que fue Galeano quien ordenó las intervenciones.
Pero el titular del Juzgado Federal 9 no se quedó allí, y remarcó que hay intervenciones que aparecen ordenadas -según Toma por Galeano- el 25 de julio de 1994, cuando el juez estaba regresando de un viaje a Venezuela donde entrevistó a un disidente iraní que aportó información que en buena medida se confirmó luego en el expediente.
“Mal puede sostener que ese día pude haber dado directivas” de intervención de líneas, sostiene Galeano, quien además calificó de “burda” la manifestación de Toma. Después, Galeano desglosa cada uno de los teléfonos sobre los que el TOF 3 le pidió información, y explica que muchos números fueron intervenidos a pedidos de otros juzgados y en dos casos, por la Corte Suprema de Justicia, en la causa por la voladura de la Embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992.
En la lista figuran los teléfonos 802-1821, 802-1470 y 802-4821, correspondientes a la Embajada de Irán en Buenos Aires y el 313-5890, de la Conserjería Cultural de esa representación, dirigida en aquel momento por Moshen Rabbani, uno de los ex funcionarios iraníes con pedido de captura en la causa.
Pero tal como denunció uno de los acusados de proveer la camioneta-bomba, el ex policía Juan José Ribelli en el juicio oral, esas líneas fueron intervenidas por las empresas de telefonía a pedido de la SIDE el 8 de junio de 1994, cuarenta días antes del atentado en Pasteur 633. “Para esa época no había causa judicial a mi cargo”, informa Galeano, como si hiciera falta.
“En la causa AM IA llevamos intervenidos 724 teléfonos, todos con la correspondiente orden, ¿qué sentido tiene intervenir 23 por izquierda? se preguntaron cerca del despacho del juez en el cuarto piso de los Tribunales Federales.
Pero la polémica no alcanza solo a las reticencias de Toma, tampoco queda claro qué pasó con el contenido de las escuchas sobre esas líneas. El Tribunal Oral pidió “los casetes originales o las transcripciones correspondientes” y Toma contestó que esa información “fue volcada o tenida en cuenta en la elaboración de informes de inteligencia” incorporados en la causa.
Sin embargo, Galeano aseguró que eso no es así y redobló la apuesta: envió un oficio a la SIDE para que “indique concretamente los informes remitidos y en los que se tuvo en cuenta el producido de dichas intervenciones con indicación concreta de la conversación”. Aunque Toma ya se fue, la batalla sigue.