“Tengo el agrado de dirigirme al señor presidente de la República, a fin de presentar mi renuncia indeclinable al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el cual fuí designado por decreto 743 del 20 de abril de 1990, que fundo en razones de índole personal”, señala el breve texto entregado por el abogado defensor de Nazareno, Gregorio Badeni, en la Casa de gobierno.
La renuncia de Nazareno comenzó a cobrar cuerpo en los últimos días, pero adquirió mayor fuerza a partir de que la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados recibió el descargo a trece de las acusaciones que se formulaban en su contra, pero se sumaron tres nuevas imputaciones relacionadas con su presunto mal desempeño: ahora se lo acusaba de haber presionado a secretarios del Tribunal en oportunidad de tener que declarar por el atentado contra la Embajada de Israel, ocurrido en 1992.
Nazareno se acogerá ahora al beneficio de la jubilación que, como otros miembros del Tribunal, ya tiene otorgada, pero se le descontarán de los 15 mil pesos que percibe ahora, 2200 que cobra por desarraigo, uno de los cuestionamientos que le formuló el Congreso.
La renuncia fue entregada antes del mediodía y se aguardaba el dictado de un decreto presidencial aceptando la dimisión.
En el cuarto piso del Palacio de Justicia se especulaba con que la Corte anticipe para el lunes o el martes próximo el acuerdo que tenía previsto realizar el 4 de julio, a la luz de la situación creada por la renuncia de Nazareno.
El jurista riojano ingresó a la Corte en abril de 1990, cuando se elevó el número de integrantes de cinco a nueve jueces, pero recién ocupó la presidencia el 17 de noviembre de 1994, tras suceder a Antonio Boggiano quien, a su vez, había ocupado la titularidad del máximo luego de la renuncia de Ricardo Levene (h).
El segundo período para el cual fue reelecto Nazareno fue de 1997 a 2000 y el tercero desde entonces hasta la fecha, ya que la próxima elección de autoridades se producirá en noviembre.