Moliné, fue calificado como “mi amigo del alma” por Nazareno durante el último brindis por el Día del Periodista, cuando fueron los dos únicos integrantes de la Corte que se hicieron presente en el agasajo, marcando el clima interno que se vivía en el cuarto piso del Palacio de Tribunales.
De acuerdo con el reglamento que rige a partir de 1988 “en caso de muerte, renuncia o enfermedad del presidente, debe asumir el vicepresidente” tal como lo señalaba una acordada por la cual se creó esa figura, en reemplazo de la del Decano, que regía hasta ese entonces.
La imagen de Moliné puede verse desde dos ópticas diferentes; una externa y pública y otra dentro del seno de la Corte, donde en ocasiones fue considerado como “el cerebro” del grupo de jueces a los que en su momento se calificó como “la mayoría automática”.
Sin embargo, durante la última crisis que se desató cuando el gobierno de Eduardo Duhalde impulsó el juicio de los nueve ministros de la Corte, fue Moliné quien mostró un perfil negociador, abriendo el diálogo –nunca reconocido- con el por entonces ministro de Justicia Juan José Álvarez.
En su imagen pública ha recibido críticas y protagonizado escándalos, ya que como dirigente del Tenis debió soportar el acoso del público y periodistas toda vez que asistió en los últimos años a los torneos que se realizan en el pais.
La última elección de autoridades de la Corte se realizó el 19 de octubre de 2000 y tanto Nazareno como Moliné se votaron a sí mismos para alcanzar la mayoría requerida, con el respaldo de Carlos Fayt, Augusto Belluscio y Guillermo López, mientras que Adolfo Vázquez, Antonio Boggiano, Enrique Petracchi y Gustavo Bossert, respaldaron la fórmula Petracchi-Boggiano que en noviembre, se descuenta, una vez más volverá a aparecer como alternativa, ya que ambos aparecen fuera de la tradicional mayoría.
En ese sentido, el panorama dentro de la Corte sufriría una variante sustancial, ya que tras la renuncia de Nazareno no será fácil obtener la mayoría de cinco votos, aún cuando Carlos Fayt se haya sumado en los últimos pronunciamientos.