En un fallo que se inscribe en la polémica desatada alrededor de la confección de listas en las que la Cámara del Crimen incluyó a los profesionales del derecho que habrían evidenciado conductas impropias, el juez Rebaudi Basavilbaso condenó por primera vez a un abogado a pagar una indemnización por las manifestaciones agraviantes vertidas en un escrito. El magistrado tuvo en cuenta la innecesariedad de esas manifestaciones -luego reconocidas inciertas- para el fin perseguido, que consistía en la suspensión de una subasta, así como también la falta de fundamentación jurídica, y el absoluto apartamiento de las reglas básicas del ejercicio de la abogaciá.
El los considerandos de su resolución, el magistrado señaló que "el alto ministerio que compete a los abogados en el sistema judicial, ha permitido que legislativamente les sea reconocido en el desempeño de su profesión, su asimilación a los magistrados, en cuanto al respeto y consideración que debe guardárseles".
"Y aunque debiera parecer, por aquello, una perogrullada, la ley de colegiación en esta jurisdicción les impone como deber el comportarse con lealtd, probidad y buena fe", advirtió.
También enfatizó el magistrado civil que "es un presupuesto esencial de su actuación el conducirse con absoluto ceñimiento a los principios éticos" y que "la actuación de un abogado es irrescindible de la función del sistema judicial".
"El obrar soslayando los presupuestos éticos, base principal de la actuación de todos los hombres, pero aun más de los profesionales del derecho por el alto ministerio que les compete en una sociedad jurídicamente organizada --advirtió--, podrá comprometer su responsabilidad, no sólo procesal sino también sustancial en caso de derivarse un daño".
El escrito en cuestión fue presentado por Ramos en los autos "Pigni, Oscar Pedro c/ Martínez, Luis Alberto y otro s/ Ejecución hipotecaria" tramitado en el juzgado civil 70, y en el señaló entre otras consideraciones : "vs. brinda protección a quienes pretenden poner la propiedad en manos de gavillas profesionales que hacen de las propiedades de familias con dificultades el postre y trofeo de toda subasta judicial, haciendo del precio su gran negocio y / u obligando al caído en desgracia a la miseria y desapoderamiento de bienes".