Actualmente
el MERCOSUR se encuentra inmerso en una serie de negociaciones en diferentes frentes
comerciales, sobre los que puede obtener importantes beneficios, pero también
persiste la incertidumbre sobre los costos que tendrá que asumir el bloque
sudamericano de alcanzarse un acuerdo en estos escenarios. En este sentido, los
intereses comunes de los socios del MERCOSUR en las negociaciones comerciales
multilaterales en el marco de la OMC, en las negociaciones con la Unión
Europea, o en las negociaciones hemisféricas que conducirán a la realización
del ALCA, sentarán las bases para la elaboración de una política común externa
en futuras negociaciones, no solo en el campo económico, sino también en el
político. Del balance costo-beneficio que realice el MERCOSUR al finalizar las mencionadas negociaciones,
se obtendrán los futuros lineamientos de acción que vinculen al bloque con el
resto del mundo.
1. Introducción
El propósito de este trabajo es describir y poner en
perspectiva las relaciones exteriores del MERCOSUR con los distintos Bloques
Económicos e Instituciones Internacionales.
Como primer punto, situaremos los diferentes frentes de negociación en
el plano internacional, para luego insertarnos en el ámbito regional, enmarcado
en el actual escenario globalizado. Finalmente presentaremos algunas
conclusiones.
2. La Política Negociadora del
MERCOSUR
La primera expresión de negociación en
bloque la encontramos en los albores del nacimiento del MERCOSUR, cuando el
bloque sudamericano firmó un acuerdo en materia de promoción de inversiones con
Estados Unidos de América, en el año 1991. En este sentido el MERCOSUR llevó
adelante la negociación bajo la modalidad 4 + 1, la cual se centra en un
mecanismo de consultas recíprocas entre los Países Miembros, con respecto a
terceros países o bloques económicos, a fin de coordinar las acciones que
redundarán en beneficios colectivos.
Posteriormente, bajo la misma modalidad,
el MERCOSUR firmó un acuerdo marco de cooperación política y económica con la
Unión Europea, Chile, Bolivia, la Comunidad Andina de Naciones[1]
(CAN), México, Perú, Sudáfrica e India. Asimismo, el frente común de
negociación se amplía hacia la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el
Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). En el presente trabajo nos
focalizaremos solo en la exposición de las negociaciones en el marco de la OMC,
la Unión Europea, la CAN y el ALCA.
3. El MERCOSUR y la OMC
Desde la Reunión Ministerial de Doha en
2001[2],
y en especial tras la Cumbre Ministerial de Cancún en 2003, el MERCOSUR, junto
con otros países en desarrollo han aunado posiciones en pos de objetivos claros
y comunes. Nos referimos a la negociación en materia agrícola y acceso a
mercados, y reducción de subsidios a la producción y exportación de estos
productos por parte de países desarrollados (en especial la UE y EE.UU.). En la
negociación de la Ronda Uruguay[3]
(1986-1994) se llegó a la firma de un acuerdo sobre comercio agrícola, cuyo
objetivo era establecer un marco para la reforma a largo plazo del comercio
agropecuario y las respectivas políticas internas, a fin de establecer un
sistema de comercio equitativo y
orientado hacia el mercado. El mismo cuenta con instrumentos, que
paulatinamente reducirían la afectación de los subsidios a la producción y
exportación de estos bienes. Aunque el mismo acotaba la aplicación de medidas
distorsivas; tales medidas no podían ser denunciadas, hasta la finalización del
año 2003, debido a la inclusión de una cláusula denominada “de paz”.
Dado que el MERCOSUR no cuenta con una
política comercial externa común, sino con un simple mecanismo intra-consultivo,
durante la Reunión Ministerial de Cancún los países conformaron un grupo
denominado G-20 el cual engloba a los países socios, junto con otros como
Sudáfrica e India. A consecuencia de la posición común adoptada por estos
Países en Desarrollo (PED) y la presión política ejercida por éstos, la
“cláusula de paz” no ha sido renovada, otorgando un elemento de significativo
avance en materia negociadora para el MERCOSUR. Esto permite por primera vez
recurrir y denunciar ante el Organismo de Solución de Diferencias de la OMC
(OSD) a los países que otorgan subsidios de carácter distorsivo aplicados a la
producción y exportación agrícola.
Como nombráramos anteriormente, el factor
esencial, pero no el único, que define las relaciones del MERCOSUR en el marco
de la OMC es el tema agrícola. En este sentido, la posición establecida por los
Presidentes de los dos socios mayoritarios, Néstor Kirchner de Argentina, y
Luiz Inágio Lula Da Silva de Brasil, es clara: a menos que no se avance en la
liberalización del comercio agrícola, con el establecimiento de normas
transparentes que depongan los actuales mecanismos distorsivos y perjudiciales
que caracterizan a la producción y exportación de estos bienes, no se avanzará
en la negociación de sectores de interés de las grandes potencias,
particularmente en las áreas de servicios y la propiedad intelectual.
4. El MERCOSUR y la Unión Europea
Las Relaciones entre el MERCOSUR y la UE
se originan en el acuerdo marco firmado entre ambos bloques en 1994. El mismo,
buscaba estrechar los lazos en materia de cooperación política y económica. Por
un lado, se crearon instituciones políticas de seguimiento del avance en los
objetivos plasmados en el acuerdo. Por otra parte, en materia económica el
objetivo final es establecer una zona de libre comercio. Cabe aclarar que la UE
es el principal socio comercial del MERCOSUR.
Similarmente como ocurre en el marco de
la OMC, las negociaciones con la UE están condicionadas en gran parte por el
tema agrícola. La Política Agrícola Común de la UE (PAC) es altamente
proteccionista, no sólo por lo que se refiere a acceso a los mercados, sino
también en lo relativo a la utilización de subsidios a la producción y
exportación. Los avances logrados en la OMC, descritos en el punto 3,
constituyen una ventaja importante para el MERCOSUR, sin embargo, la UE es reticente a priorizar este tema en las
negociaciones bilaterales, anteponiendo otros temas, como los servicios, las
compras gubernamentales y los sistemas financieros. Esto se explica en
cuestiones que van más allá de la PAC. En primer lugar, la UE se encuentra a
las puertas de su quinta ampliación, la más importante de su historia, en la
cual ingresarán al bloque europeo países como Polonia, Hungría o la República
Checa. En estas Naciones, en particular Polonia, la agricultura representa una
parte importante del PBI y por ende constituye una fuente importante de
empleos. Con el ingreso de estos países, la UE incrementará aun más su
autosuficiencia y competitividad en materia agrícola y alimenticia, dejando un
mercado todavía más acotado para los productos del MERCOSUR.
Por otro lado, la UE cuenta con acuerdos
preferenciales con sus ex colonias, los cuales se engloban en el acuerdo de
Cotonou[4],
que busca el establecimiento a largo plazo de un comercio bilateral recíproco y
libre entre el bloque Europeo y países de África, el Caribe y el Pacífico,
diferente al actual, en donde las exportaciones de estos países se benefician
con importantes rebajas arancelarias al momento de ingresar en el mercado
europeo. Estas dos situaciones representan una importante amenaza para los
productos del MERCOSUR, dado que esta situación llevó a ubicar al bloque
sudamericano en un posición secundaria en la agenda comercial europea.
5. El MERCOSUR y la Comunidad Andina
de Naciones (CAN)
Las negociaciones entre ambos bloques se
enmarcan dentro de la esfera de la Asociación Latinoamericana de Integración
(ALADI)[5],
la cual permite la celebración de Acuerdos de Alcance Parcial (AAP), para la
conformación de zonas de libre comercio entre los países miembros o instancias
superiores de integración. En 1998, a iniciativa de Brasil, se firmó un AAP
entre el MERCOSUR y la CAN, el cual perseguía la profundización de las
relaciones económicas y políticas entre ambos bloques, forjando el establecimiento
de una zona de libre comercio.
En este sentido los Ministros de Economía
del MERCOSUR dispusieron re-impulsar la negociación con la CAN a fin de
alcanzar un acuerdo global que reemplace a los bilaterales en vigencia. La
modalidad de negociación en este ámbito se denominó “4+4”. Económicamente, el
acuerdo ofrece ventajas importantes para el MERCOSUR. La complementariedad de
las economías de ambos bloques posibilitará lograr una mayor integración
inter-industrial, a la vez que potenciará los flujos de comercio recíprocos,
aprovechando el uso eficiente de economías de escala. Pero también existen
productos sensibles, en especial los agrícolas, donde la CAN mantiene un
sistema de bandas de precios (similar al utilizado en la UE) y herramientas
proteccionistas, que el MERCOSUR aboga por eliminar. Este es el punto más
sensible de las negociaciones, junto con la reticencia de los países andinos de
asumir los compromisos en los plazos propuestos por el MERCOSUR. A la vez,
países como Bolivia, Ecuador y Paraguay, mantienen un tratamiento especial dado
su nivel de menor desarrollo económico relativo. La concreción del acuerdo, en
el ámbito económico, posibilita revertir la tendencia actual en la cual los
flujos comerciales entre ambos bloques son escasos.
La estrategia política del acuerdo,
perseguida por ambos bloques, es la conformación de un eje común, frente a las
aspiraciones integracionistas de Estados Unidos de América en la región,
buscándose establecer un equilibrio en las negociaciones. Es dable destacar que
Chile cuenta con acuerdos de libre comercio firmados con ambos bloques,
constituyéndose virtualmente la zona de libre comercio sudamericana, propuesta
por Brasil.
6. El MERCOSUR y el Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA)
El ALCA propuesta por EE.UU. fue lanzada
formalmente en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas,
celebrada en Miami en 1994, y su proceso de negociación comenzó en la Segunda
Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, celebrada en Santiago
de Chile en 1998. En la actualidad la negociación hemisférica se encuentra
atravesando su última etapa, dado que en principio, se acordó que la zona de
libre comercio continental debería estar concretada el 01/01/05. El proceso del
ALCA engloba economías con diferente nivel de desarrollo. Por un lado, cuenta
con la economía más poderosa del mundo, y por otro con países de menor
desarrollo económico como Haití.
La postura que lleva adelante el MERCOSUR
en las negociaciones hemisféricas es la de procurar el establecimiento de la
zona de libre comercio para la totalidad del universo arancelario, incluyendo
los sectores sensibles entre los que se encuentran la agricultura y los
textiles. Contrariamente, EE.UU. aboga por un Área de Libre Comercio
restringida a unos cuantos sectores, dejando al margen a la agricultura, debido
a que su política en este sentido es avanzar en la liberalización de este
sector en el marco de las negociaciones multilaterales de la OMC. Otro tema que
genera tensiones entre el MERCOSUR y EE.UU. corresponden a la industria
siderúrgica, debido a las crecientes medidas proteccionistas impuestas por este
último país. Particularmente, Brasil ve perjudicadas sus exportaciones
destinadas al mercado estadounidense, reflejando su reclamo en dos frentes
diferentes: la OMC y el ALCA.
La conformación del ALCA fomentará lazos
políticos más estrechos entre las Naciones del Hemisferio, donde la observancia
de los derechos humanos, la promoción de la democracia y la lucha contra el
terrorismo transnacional, se constituirán en el eje de la agenda política
hemisférica. La labor llevada a cabo por la Organización de Estados Americanos
(OEA), mediante su apoyo al proceso de Cumbres de las Américas merece singular
atención y reconocimiento como Foro de discusión de los asuntos que aquejan al
Hemisferio. Y es ahí donde el frente común del MERCOSUR podrá propiciar un
escenario ecuánime para la obtención de resultados positivos, tanto en materia
de cooperación económica, como política.
7. Consideraciones Finales
Para finalizar la presentación del
presente trabajo, nos remitiremos a las exposiciones anteriores, con la
propuesta de ensayar distintos escenarios, que describan las variantes de las
negociaciones en el futuro inmediato del MERCOSUR.
A.
¿Posee el MERCOSUR,
experiencia institucional para llevar adelante la multiplicidad de escenarios
negociadores?
En las condiciones actuales en las que se encuentra
inmerso el MERCOSUR la respuesta a esta consigna es negativa. Este hecho se
fundamenta en la debilidad de las instituciones intergubernamentales, que no
encontraron un compromiso político nacional de los Estados miembros a partir
del inicio de una serie de crisis que afectaron las relaciones intra MERCOSUR.
Asimismo, la carencia de eficacia en los procedimientos encargados de velar por
el cumplimiento de los compromisos asumidos, contribuyó al debilitamiento
general de proceso de integración, retrocediendo sobre los logros alcanzados en
materia comercial, como ser la suspensión en la aplicación del AEC.
Sin el funcionamiento pleno de las instituciones y
procedimientos ágiles y transparentes que refuercen los mecanismos de
interacción interna, no se podrá establecer una política homogénea en materia
de negociaciones internacionales. No obstante, el relanzamiento del proceso de
integración acordado por los presidentes de los países miembros, en la última Cumbre del MERCOSUR, en la
ciudad de Montevideo en 2003, conjuntamente
con el establecimiento de la Comisión de Representantes Permanentes, se
allanará el camino para la concreción de una política externa común. También,
la participación del sector privado y la sociedad civil contribuirán a mejorar
los resultados de las negociaciones.
En concordancia con Roberto Bouzas “por lo que toca a
las relaciones externas, el principal desafío para el MERCOSUR se deriva de la
multiplicidad de negociaciones preferenciales en curso, en un marco en el que
aún no se cuenta con prioridades definidas y una estrategia de negociación
operativa”.
B.
El primer ensayo se
encuentra focalizado, en la finalización de la ronda Doha, antes que los demás
frentes negociadores.
Si finaliza con éxito la Ronda Doha, lo cual implica
entre otras cosas la liberalización del comercio agrícola, lo que conlleva a
mejorar el acceso a los mercados y la competitividad; la negociación del ALCA
quedaría marginada de la agenda exterior del MERCOSUR, ya que los sectores de
interés se encontrarían negociados y reglamentados a nivel multilateral, por no
decir casi universalmente. Algo similar sucede en la negociación con la UE;
sumado a la facilitación de las negociaciones, dado que el tema agrícola ya
estaría negociado en la OMC.
C.
El segundo
escenario ensayado corresponde a la finalización de las negociaciones del ALCA
antes que la conclusión de la Ronda Doha.
Si el ALCA finaliza en las condiciones actuales, es
decir, restringiendo sectores de relevancia como el agrícola para la mayoría de
los países latinoamericanos, el MERCOSUR deberá por un lado, aunar posiciones
con el G 20 en el marco de la OMC, y por otro, existe la posibilidad de
conformar el Área de Libre Comercio Sudamericana (ALCSA) en conjunto con la CAN
y Chile, a fin de ejercer presión sobre EE.UU. en materia agrícola. En los dos
últimos casos mencionados la posición negociadora de MERCOSUR se vería reforzada.
Ahora bien, si las negociaciones del ALCA alcanzan el nivel máximo de
compromiso, esto es incluyendo la agricultura, entonces el MERCOSUR deberá
focalizar todos sus esfuerzos en la negociación con la UE, sean estas en el
marco de la OMC o bilateralmente. En este contexto, la conformación del ALCSA
sólo propiciaría una herramienta de negociación política, dado que la CAN
también busca un acuerdo de libre comercio con el bloque europeo.
Si se analizara paralelamente el impacto en el
intercambio comercial del MERCOSUR con el ALCA y la UE, la liberalización
redunda en beneficios económicos para los países del MERCOSUR en menor medida
dentro del ALCA que con un acuerdo de libre comercio con la UE. Esto encuentra
fundamentos en que la integración hemisférica induce la especialización de
exportaciones en las industrias manufactureras con respecto a industrias
primarias, generando esta situación mayores costos de adaptación para las
industrias latinoamericanas. En contraste, el comercio bilateral con la UE
potenciaría las exportaciones agrícolas en las que el bloque sudamericano es
altamente competitivo; contrarrestado por la amenaza de la ampliación de la UE
hacia los países de Europa Oriental.
[1] La
Comunidad Andina de Naciones es una Unión Aduanera formada por Bolivia, Perú,
Ecuador, Colombia y Venezuela.
[2] Las
negociaciones de reducción de aranceles a nivel mundial se llevan a cabo en
Rondas de Negociación de la OMC. En estas Rondas los países miembros negocian
la liberalización de sectores de la economía para enmarcarlos en un sistema de
comercio mundial abierto. La Ronda de Doha se inició en el año 2001, y todavía
no ha concluido.
[3] La
Ronda Uruguay se celebró en el marco del Acuerdo General sobre Aranceles y
Comercio (GATT) y concluyó con la creación de la OMC, la adopta al GATT y sus
principios como fundamentos rectores de su existencia.
[4] EL
acuerdo de Cotonou reemplaza la los Convenios de Lomé que signaron las
relaciones comerciales entre la UE y sus ex colonias de África, el Caribe y el
Pacífico. Los Convenios de Lomé establecían programas de ayuda económica para
estos países, a la vez que permitían el ingreso de productos al mercado europeo
con aranceles preferenciales. El Convenio de Cotonou busca profundizar esta
relación.
[5] La
ALADI se convirtió en sucesora de la Asociación Latinoamericana de Libre
Comercio (ALALC). A diferencia de su antecesor, permite la realización de
acuerdos de alcance parcial o regional entre sus miembros, a fin de otorgar
ventajas o preferencias arancelarias. La modalidad más frecuente de estos
acuerdos son los Acuerdos de Complementación Económica (ACE). Por ejemplo el
Tratado de Asunción fue inscripto en ALADI como un ACE.