DiarioJudicial.com: ¿Por qué la Corte empezó a salir de San José de Costa Rica?
Sergio García Ramírez: La Corte normalmente trabaja en su sede en San José de Costa Rica en períodos ordinarios de sesiones pero hemos establecido últimamente la práctica (incipiente, pero ya es una práctica) de celebrar sesiones extraordinarias en otros lugares. El año pasado estuvimos en Asunción (Paraguay), venimos de Brasilia y actualmente estamos en Buenos Aires. El propósito esencial de estos períodos extraordinarios es que se pueda apreciar como trabaja la Corte, cuáles son sus características y tener un mayor acercamiento con las sociedades de los países de América.
¿Qué evaluación hace de la entrevista con el presidente Kirchner?
Fue una entrevista muy constructiva, diría yo, muy estimulante, muy grata; en la cual informamos al Sr. Presidente acerca de las características del trabajo de la Corte, las ocupaciones y preocupaciones fundamentales. Y él nos hizo algunos comentarios que fueron muy interesantes sobre la vigencia efectiva de los Derechos Humanos en distintos ordenes. Claro... nosotros no somos una comisión investigadora; somos un tribunal que juzga casos específicos. No juzga situaciones generales. Esto nos distingue de la Comisión Interamericana; pero por supuesto es muy importante oír lo que nos quieran decir a propósito de las discusiones generales de un país y sus preocupaciones.
¿El Presidente les comentó algo del tema de los indultos?
No. El Presidente mencionó la preocupación general, los desarrollos y avances que en su concepto ha habido y que nos parece muy estimables en la tutela de los derechos humanos. Hizo algunas consideraciones y comentarios sobre sentencias que ha dictado últimamente la Justicia argentina, que conocemos por que están vinculados con criterios de la Corte Interamericana. Nos hizo algunas reflexiones de gran preocupación en torno a la situación de las prisiones. Se refirió a las cárceles en la provincia de Buenos Aires y en la provincia de Mendoza; que son casos de los que hemos tenido conocimiento, no los de Buenos Aires, pero sí los de Mendoza, a partir de algunas medidas que se le han solicitado a la Corte Interamericana; o sea que son temas que están en nuestro conocimiento. A esos temas se refirió el Presidente y a la idea de la justicia que debe ejercerse en relación con las violaciones graves de los Derechos Humanos dentro de una política de reconciliación con Justicia.
La causa de la cárceles de Mendoza la trataron en Brasilia la semana pasada...
En Brasilia tuvimos una audiencia sobre las medidas provisionales de la Corte en el caso de las prisiones de Mendoza. El tema de las prisiones de Mendoza se ha visto en audiencias públicas por parte de la Corte en dos oportunidades: lo vimos en Asunción en nuestro pasado período extraordinario de sesiones y lo volvimos a ver ahora en Brasilia. Hemos tenido también audiencias públicas sobre la situación de prisiones en otros lugares como Venezuela y Brasil. El tema de las prisiones es, y así lo comentamos con el presidente Kirchner, es uno de los que más está llegando al conocimiento de la Corte. Siempre ha habido problemas, por supuesto, ante la Corte por las condiciones de detención de quienes se ven privados de su libertad, pero ahora están incluyendo asuntos de prisiones, como conjuntos de problemas sumamente inquietantes. Cuando rendimos informe de la Corte ante la OEA, hace menos de un mes, yo me referí allí al tamaño que va tomando el tema de las prisiones. Es un tema que requiere una atención urgente, profunda e integral. Y entiendo que este es el parecer de algunos Estados.
Entonces, ¿En qué estado está esa causa?
No es un litigio propiamente ante la Corte, es decir, no se ha planteado ante la Corte por la Comisión Interamericana como un litigio en el cual la Comisión demanda al estado argentino. Se ha planteado ante la Corte como una solicitud de medidas provisionales, para preservar, en forma inmediata y urgente, ciertos bienes jurídicos. Concretamente la vida y la integridad. Es la forma en que se ha presentado. La Corte dictó medidas provisionales que creyó pertinentes en Asunción; y está ahora por notificar la resolución que tomemos a propósito de la audiencia que tuvimos en Brasilia.
¿Hubo alguna solicitud (del Presidente) por las cárceles de la provincia de Buenos Aires?
No ante la Corte. La situación de las cárceles de Buenos Aires la mencionó el Sr. Presidente en la plática que tuvimos, pero no es un tema del cual la Corte haya tomado conocimiento. La Corte es un tribunal y actúa solamente cuando recibe una demanda que proviene de la Comisión Interamericana. Así que es muy posible que ante la Comisión Interamericana sean planteados muchos casos de muchas prisiones, en mucho países, pero no llegaron aún a conocimiento de la Corte.
¿Qué otro tipo de derechos contemplados en la Convención Americana han sido reclamados con mayor intensidad en los últimos años?
La Corte acaba de cumplir 25 años de funcionamiento. Durante los primeros 10 años entraban muy poco casos a la Corte; entraban más bien por vía de petición de opinión, lo que llamamos opiniones consultivas: cómo se interpreta tal tratado internacional sobre derechos humanos o si tal ley nacional es o no compatible con un tratado internacional. Digamos que era un primer acercamiento hacia la Corte, todavía con mucha cautela – así lo creo yo, es una calificación mía- pero había mucha cautela por parte de la Comisión. Esta situación se ha modificado de una manera total. En los últimos 15 años, y desde luego durante los ocho que yo llevo ante la Corte, están fluyendo cada vez más y más casos. Hasta ahora todos llevados como demandas por la Comisión Interamericana. Ninguno, hasta el momento, llevado como demanda por algún Estado, aunque ambos están facultados para llevar casos ante la Corte.
¿Cómo han evolucionado las demandas?
En aquella etapa inicial lo que era más frecuente era que se demandase por la violación de los que se suelen llamar “derechos de primera generación”: atentados contra la vida, contra la integridad, contra la libertad, que tomaban expresiones a veces terribles y sumamente dramáticas, por que se traducían en torturas, en desapariciones forzadas, en masacres. Esto es lo que la Corte estuvo sobre todo viendo en los primeros años de su desempeño. Esto no ha desaparecido. Siguen llegando casos de estas características deplorables, de una violencia muy primitiva, pero éstos ya no son los únicos casos que llegan a la Corte. Llegan casos de otras características, por ejemplo, casos de libertad de expresión, libertad de pensamiento (como libertad de expresión o libertad de acceso a fuentes de información), libertad de creencias, desde el punto de vista religioso; y sobre cuestiones vinculadas con la propiedad, que no entrañan violencia física.
Ha crecido el número de demandas que tienen que ver con derechos de comunidades indígenas, no es justamente el caso de Argentina pero sí el de otros estados Americanos, que han denunciado afectaciones graves, no solamente de sus derechos a la vida, a la integridad, al establecimiento de sus territorios, sino también al respeto de sus tierras ancestrales. Este es un tema muy importante en el que la Corte ha estado trabajando. Sucede que la Convención Americana, se refiere a los derechos de los individuos, no a los derechos de colectividades, pero la Corte ha analizado este tema cada vez más frecuentemente, los derechos colectivos a través de los derechos individuales. Las colectividades obviamente están constituidas por individuos y los individuos tienen derechos que reclamar en el marco de sus derechos colectivos de las comunidades a las que estos individuos pertenecen.
¿Ha variado mucho el perfil del los casos que llegan a la Corte?
Exacto. Yo no digo que haya cambiado el patrón de violaciones en los Estados, pero sí el perfil de los casos que van llegando a la Corte, que sin perder los primeros, los más violentos... pues ahora está considerando también estos otros casos en un número cada vez más importante.
¿Hay algún país o algunos países de Latinoamérica de los que ustedes hayan tenido mayor cantidad de demandas?
Sí, por supuesto. Hay algunos de los que hemos tenido mayor número de demandas a lo largo de la historia de la Corte, pero cualquier valoración al respecto puede resultar de una doble lectura, y yo ni quisiera caer en esto. Lo que ocurre también es que los Estados se han ido incorporando a la competencia de la Corte en momentos diferentes. República Dominicana, Haití, México y Brasil fueron los últimos estados en reconocer la competencia de la Corte; es decir, lo hicieron prácticamente 20 años después de que la Corte había iniciado sus actividades, entonces es natural que los casos referentes a éstos países sean menos.
¿Cuáles son las asignaturas pendientes en materia de Derechos Humanos en Latinoamérica?
Yo diría que son muchas las asignaturas pendientes. No es que no hayamos avanzado. Si usted mira cómo era América Latina cuando se formó la Convención Americana sobre Derechos Humanos, o cuando se formó la Corte, y lo compara con el 2006 es evidente que se ha producido un avance democrático de mayor o menor rango, y una mayor conciencia sobre todos aquellos derechos que merecen respeto y garantía. En esto creo que hemos caminado mucho. Ahora, decir que han desaparecido las violaciones sería una ingenuidad. No han desaparecido las violaciones y se requiere todavía de mayor voluntad política para que las nuevas normas de la democracia de América Latina se traduzcan en un creciente respeto a los Derechos Humanos.
¿Y en Argentina?
No soy juez de la República Argentina pero es un país que quiero mucho, al que admiro mucho y de cuya sabiduría jurídica me he beneficiado. Argentina tuvo dos cambios sustanciales en su Constitución. En 1994 le dio rango constitucional a los tratados de Derechos Humanos, enunciando qué tratados tenían el mismo valor que las normas constitucionales. Este es un enorme paso adelante. No todos los estados lo han hecho. No vamos a darle consejos a nadie, pero yo creo que el ejemplo argentino, podría ser observado y probablemente podría ser aprovechado por otros países. Dio este paso que me parece de incalculable importancia por que con él se resuelve este famoso problema que ha existido entre derecho interno y derecho internacional.
Por otra parte, tenemos una espectacular evolución de la jurisprudencia argentina. Como observador de la marcha de la jurisprudencia en distintos países, veo que en algunos de nuestra América, las altas cortes- las Cortes Constitucionales, las Cortes Supremas- han acogido los estándares internacionales en materia de derechos humanos más que otros. Argentina es uno de éstos estados- a mi modo de ver- que va en la vanguardia. En sus resoluciones- de tribunales de distintos rangos y ahora de la Corte Suprema- ha asumido los criterios que en materia de Derechos Humanos estableció la Corte Interamericana. Este es un progreso que para los juristas es muy apreciado. Hace diez años no me hubiera imaginado que esto podría ocurrir.
Ahora hay que preservar todo eso ....
Claro, la causa de los Derechos Humanos en el mundo entero es una causa que hay que preservar. Es decir, esto es un poco como despejar la selva. Uno tiene que cuidar todos los días los territorios que han sido liberados. Si no cuidamos lo que hemos ganado, los riesgos son muy grandes. Hay un falso dilema que muchas veces se plantea que entre las necesidades y las exigencias de la seguridad nacional y las exigencias del debido proceso legal- o de los derechos humanos si se quiere- como si se tratara de una opción. Nosotros queremos tenerlo todo, tenemos además derecho a tenerlo todo. Y el Estado tiene la obligación de proveerlo todo. Pero en muchos medios surge a veces -con ingenuidad- esta especie de dilema, que a veces sugieren criterios autoritarios y retrocesos equitativos, de poder autoritario, incrementos en las penas, reducción de garantías... pasa en algunas jurisdicciones y ante todo eso hay que estar en guardia.
Teniendo en cuenta nuestro país, además del caso de las cárceles de Mendoza, ¿la Corte está estudiando alguna otra demanda contra el estado argentino?
No, no tenemos en este momento abierto ningún caso contra la Argentina. En el pasado hubo casos que tuvieron que ver con este país acerca de los cuales la Corte emitió su sentencia, pero eso es el pasado. Actualmente no tenemos ningún caso abierto contra Argentina.