La definición no es ajena al marco del juicio político que se le inició al juez y a otros tres integrantes de Casación (Ana María Capolupo de Durañona y Vedia, Gustavo Hornos y Eduardo Riggi) por obstruir y demorar los juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. “Jamás he revindicado métodos de terrorismo de estado ni los revindicaría nunca porque no está en mi forma de ser”, agrega Bisordi, aunque los organismos de derechos humanos que lo denunciaron y miembros del oficialismo lo señalan como simpatizante del régimen militar de Jorge Videla. Al respecto, Bisordi se refirió a las misas en el Vicariato Castrense y los convenios que firmó la Cámara con la Armada.
Mucho más sereno que en la presentación que hizo ante el Consejo de la Magistratura para recusar a seis consejeros por parcialidad, y hasta con un dejo de cansancio, Bisordi habló de todo y de todos.
Dijo que los derechos humanos son una “pantalla”, que el verdadero fin de la denuncia es amedrentar a los jueces y que en las causas que se avecinan por corrupción “se preferiría que haya jueces que le debieran algún favor al Gobierno”. El juez también señaló que la acusación es “la venganza de los Montoneros”, la organización armada peronista que él mismo investigó como fiscal y en la que Kirchner “ha tenido una gran vinculación de simpatía”.
“Yo no voy a tolerar en silencio un atropello de esa naturaleza. Y esto que hecho en el Consejo no es una sobreactuación de nada, sino que es la indignación que tengo en el fondo de mi corazón y que no la voy a callar ante nadie, ni siquiera ante el Presidente de la Nación”, dijo Bisordi en su primera entrevista luego de retomar su trabajo en la Cámara en la que también reveló que estaría dispuesto a reunirse con Kirchner.
Por otra parte, el magistrado no cree que la denuncia “se vaya a diluir cuando han empeñado tanto en esto” y descartó que por el momento sus colegas de Casación denunciados “vayan a renunciar”.
También dio detalles de una reunión con el consejero kirchnerista Carlos Kunkel. Y opinó sobre el inminente fallo de la Corte Suprema respecto a los indultos a militares cuya anulación consideró incorrecta “porque no está a tono con las más modernas tendencias del derecho internacional”.
¿En todo este tiempo, desde el discurso del Presidente el 24 de marzo, usted se sintió apoyado por sus colegas?
Bueno, ellos tienen una manera de encarar el tratamiento de este tema distinta, en todo caso más tradicional, y yo entendí que era necesario, al contrario de lo que ellos piensan, que en definitiva lo que se están cuestionando son actos de funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones y que debía participar del debate en los medios de opinión publica porque precisamente a ella es a la que le interesa saber acerca de este tipo de actos.
Y fuera de la Cámara, ¿recibió apoyos o llamados de otros colegas?
Si, sí, y estoy muy agradecido. Muchas personas, colegas y no colegas, algunas incluso que desconozco, me han hecho llegar cartas de adhesión.
¿Alguno que no esperaba?
Bueno, el apoyo más importante que no esperaba es el de Strassera, con el cual yo tenía una situación de distanciamiento de hace algunos años, pero como él ha hecho prevalecer la verdad por sobre las diferencias, que en muchas cosas se mantienen, pero que no le han impedido reconocer que yo era una persona honrada, trabajadora y que no hacía prevalecer mi ideología en la resolución de las causas.
¿Está conforme con el apoyo que llegó desde la Asociación de Magistrados?
Sí, ha tenido una actitud de permanente apoyo, como nunca antes lo había tenido en su historia, quizás precisamente por que la coyuntura es particularmente grave, y porque su presidente es una persona que me conoce profundamente por haber sido colaborador suyo en la Procuración General de la Nación cuando el Dr. Recondo (Ricardo) era Secretario de esa institución y yo era prosecretario letrado. Hemos tenido una gran relación profesional y también de amistad. Yo celebro que haya hecho tantas declaraciones y tan justas en los medios.
Usted decía recién que otros jueces tenían una manera distinta de pensar y de plantear esta situación, ¿considera que esa manera distinta está asociada al miedo?
No, yo no creo que sea una situación de temor, es un punto de vista divergente. Es una eterna discusión pero yo estoy de acuerdo con el Dr. Recondo en que a esta altura de las circunstancias, la defensa de los magistrados por medio de sus sentencias es totalmente inútil, si a la vez no se expresaban por los canales de comunicación habituales con el pueblo. Yo respeto la posición que tienen los colegas, no creo que ninguno tenga temores y que por eso se hayan refugiado en ese método. Seguramente lo han hecho porque creen en la bondad del método.
Más allá de eso, ¿cree que alguno de los otros camaristas que están acusados puede renunciar antes que concluya el proceso? ¿Hablaron de este tema entre ustedes?
No he hablado de ese tema, pero tampoco creo que esta sea una posibilidad a considerar de inmediato. De los tres, la Dra. Capoluppo es la única que podría hacer efectiva su jubilación, que ya le ha sido otorgada. Hornos y Riggi están en la misma situación mía: por edad no pueden acogerse a la jubilación, de manera que no veo, por el momento, que vayan a renunciar.
¿Cuál cree que es el motivo que tiene el Gobierno para intentar sacarlo de esta forma, si usted ya había anunciado que se jubilaba el año que viene?
Ese es un interrogante que no tiene una explicación razonable, salvo que el Gobierno, desde el punto de vista electoral, quiere quedar bien con los organismos de derechos humanos que son una parte importante de sus bases de sustentación política. Estos organismos, desde hace más de 20 años, desde que yo fui nombrado Secretario de la Corte, viene pugnando por oponerse a mis ascensos o para procurar mi destitución. Esa sería una de las explicaciones posibles. Y otra es la de realizar una tarea de amedrentamiento a los demás jueces y de demostrar el poderío que tiene el Gobierno, en el sentido de que maneja efectivamente el Consejo de la Magistratura y que puede destituir los jueces que se proponga aunque no existan motivos.
Cuando usted estuvo en el Consejo, también dijo que el motivo de este proceso era la futura llegada a la Cámara de Casación de las causas por corrupción contra funcionarios del Gobierno.
Quizás ese sea uno de los motivos subyacentes más importantes. Para mi beneficio, desde que comenzó el periodo de enjuiciamiento se han sucedido otros hechos que denotan precisamente esa voluntad, por ejemplo el caso del Juez López Biscayart, donde fue evidente por que el juez no había incurrido en ninguna causal de mal desempeño y sin embargo el ministro del Interior, que es el ministro político del Gobierno, salió a pedir el juicio político.
¿Usted habló en estos días con el juez López Biscayart?
No, no hablé, pero lo conozco y lo considero un magistrado de impecable formación jurídica y de recto sentido e independencia de criterio, y por ello me alarma que se hagan este tipo de operaciones. Yo siempre pensé que entre los motivos ocultos de este pedido de destitución, esta pantalla que es el tema de los derechos humanos, había otros intereses. Quizás el más preponderante o el principal sea ese, tener una composición de la Cámara que haya sido puesta por el gobierno. Y que el Presidente, cuando alguno de ellos pudiera osar controvertirlo, les recuerde, como hizo con los miembros de la Corte que el nombró, que ellos están ahí porque él los puso.
Ese también puede ser un argumento en contra porque los miembros de la Cámara de Casación también fueron puestos por un Gobierno...
Bueno, siempre los tribunales son puestos por un Gobierno. Lo que ocurre es que este Tribunal se creó en el año 1992 durante la presidencia de Menem. En el caso mío, por ejemplo, yo no tenía ninguna vinculación política ni con el menemismo ni con ningún otro partido. Mi apoyo fue exclusivamente de parte de la Corte Suprema, a la que yo prestaba servicio. Mi apoyo político fue el de la Corte Suprema. Yo no conocía ni al presidente Menem, ni a los políticos de entonces, ni estaba en la servilleta famosa. Mi apoyo fue el de los ministros de la Corte.
¿Para usted entonces no tiene nada que ver esta acusación con el hecho de que lo haya propuesto el entonces presidente Menem.?
No, yo pienso que los motivos son los que le dije en mi presentación ante el Consejo. Primero, esto de que las causas que se avecinan de corrupción administrativas van a ser conocidas por jueces independientes, y que se preferiría que haya jueces que le debieran algún favor al gobierno, por ejemplo, haberlos nombrado. Segundo, ponen a prueba la reforma de la ley del Consejo de la Magistratura, dando a entender a todos que ponen y sacan jueces cuando quieren. Y la amenaza que esto implica para el resto de los jueces cada vez que tengan que dictar una sentencia en que haya conflicto con los intereses del gobierno. Y último, la pantalla que tiene una parte subsidiaria, si se quiere menor, que es la venganza de los Montoneros, a los que yo acusé durante el gobierno democrático de Alfonsín. Algunos de ellos son funcionarios actuales del Gobierno.
¿A quién se refiere?
Patricia Vaca Narvaja, Eduardo Luis Duhalde, Miguel Bonasso, quien si bien no está en el gobierno, es un asociado permanente del gobierno desde su banca de diputado. Hay una interesante publicación sobre la historia biográfica del Presidente, de Juan Gasparini que es un periodista que está en Europa, pero que fue jefe de finanzas de los Montoneros y que conoce bien a todos sus integrantes. El hace una semblanza, y lo ubica políticamente al Presidente en su lugar...
¿Cuál es ese lugar?
Una persona que ha tenido una gran vinculación de simpatía con la organización Montoneros, militando en la Juventud Peronista de La Plata. Aunque él dice después, en una información que saca el diario Clarín de aquella época, que él no había sido Montonero, sí se encasilla dentro de la tendencia revolucionaria, que viene a hacer una pequeña distinción sobre su afiliación política. Lo hace para responderle a Menem, que en aquel tiempo dijo que él era Montonero. El dice que no lo es, pero en cada uno de los discursos que ha hecho a partir del 25 de mayo del año 73´, aún el de asunción como Presidente de la Nación, está claramente expuesto su pensamiento de adhesión a personas que combatieron durante aquella época enrolados en organizaciones armadas. Hubo en ese tiempo agrupaciones que trataban la lucha armada como medio de llegar al poder y él los considera héroes.
Los organismos de derechos humanos lo acusan a usted de simpatizar con los sectores militares y con la dictadura...
Son todas acusaciones absolutamente falaces. En el año 1977, cuando accedo como secretario del juzgado federal del Dr. Gilleta, yo era un empleado que tenia 10 años en los Tribunales. A mí no me eligieron porque yo era terrorista de estado. En ese momento me recibí de abogado y me tomó un examen el juez, que fue la elaboración de una sentencia. Además, yo no iba a una secretaria de instrucción de causas, iba a una secretaria de sentencias, con lo cual realmente no sé a que obedecen esas acusaciones. En ese momento histórico me tocó estar ahí, pero no porque revindicara métodos de terrorismo de estado, porque jamás los he revindicado ni los revindicaría nunca porque no está en mi forma de ser. Tampoco he sido cómplice, como dicen, del genocidio. Realmente qué podía decidir yo como secretario durante esos años. En mi descargo también explico porque me desvinculé de Strassera. No fue porque yo revindicara los métodos de terrorismo de estado, sino porque no estaba de acuerdo que se hubiese investigado a partir del 24 de marzo de 1976 y no el periodo anterior, donde también había desaparición forzada de personas (...) Hacer acusaciones al bulto es una cosa sumamente fácil, pero hay que ver qué es lo que hicimos cada uno durante esos años, en cada una de las causas en las que nos tocó actuar, para encubrir o favorecer el terrorismo de estado. Yo no reivindico ni estoy de acuerdo con que se matara a la gente clandestinamente. Pero tampoco se sabía lo que pasaba por aquellos años. Yo tampoco estaba en condiciones de saberlo, no era un juez ni era un tipo que estuviese vinculado al poder. Y de esa época hay muchos funcionarios, entre ellos el ministro de la Corte Zaffaroni (Raúl). Cuando vino el golpe militar, él era juez federal y nombrado por el gobierno de Isabel Perón y López Rega (José). Eso no quiere decir que Zaffaroni esté actuando con López Rega ni con Isabel, lo nombraron en esa época y él habrá cumplido con sus obligaciones. Yo estaba en esa época pero no hacía atrocidades, ni participaba de ningún tipo de delitos ni era cómplice de nada.
También lo acusaron de ir a misa en el Vicariato Castrense y de realizar convenios con la Armada...
Eso es fácil de explicarlo. La única iglesia que hay por acá es esa. Desde que se instaló la Cámara, unos días antes de Navidad, siempre se hizo la misa de acción de gracias. Y siempre se hizo en el mismo lugar. Con la Armada no hay nada en especial. En ese entonces muchas cosas se hacían en los alrededores. Además la Armada en la época en que se celebraron los convenios no era una organización del terrorismo de estado. Habían pasado más de 10 años de vida democrática y ya era una institución de la democracia, no era una institución del gobierno de facto.
Mucho se discutió en los últimos tiempos de ideologías, de pensamientos, de posturas de derecha, de posturas de izquierda, ¿cuál es su ideología?
La ideología mía es clara, siempre fue una ideología de derecha, yo nunca lo oculté. No estuve ni con el terrorismo de estado ni con el terrorismo Montonero. Nunca fui de izquierda, y eso lo tengo claro desde la época en que era estudiante, pero yo nunca pertenecí ni milité en ninguna organización política ni estudiantil.
¿Usted tiene amigos o conocidos que están implicados en causas de violaciones a los derechos humanos?
No, no tengo ningún tipo de amistad con nadie que estaba en aquella época.
Ahora, realmente está arrepentido, como dijo en el Consejo, de lo que pasó con Graciela Daleo?
Ellos me habían acusado de delincuente a mí antes. Por que no es que yo gratuitamente le dije eso. Yo no debía hacerlo, pero lo dije, y bueno... yo me hago cargo de lo que dije y cuando me sancionaron acepté la sanción porque yo no tendría que haberlo dicho. Pero era lo que pensaba y además no era mentira. Las dos cosas que se imputaban eran ciertas. Lo que pasa es que no tendría que habérselo dicho en un expediente, pero se lo puedo decir fuera del expediente. En todo caso si fuese mentira que me hagan un juicio por calumnias e injurias.
¿Usted cree que todo esto se va a diluir en algún momento o usted ya se siente destituído?
Yo no creo que se vaya a diluir cuando han empeñado tanto en esto. Seguirá su trámite. Primero tendrá que verse qué tratamiento se le va a dar al pedido de recusación. Si lo van a considerar como un planteo razonable o si la va a rechazar in limine. Paralelamente la instrucción no se detiene porque eso es un incidente de recusación. La instrucción la lleva a cabo el Dr. Luis María Cabral, que me merece confianza.
¿Teme por su integridad física?
No, por el momento no. Porque sería muy evidente quién sería el autor de ese ataque.
Pero por las dudas tomó recaudos para usted y su familia
Yo tomo los recaudos que se pueden tomar en la Argentina, porque ninguna persona tiene asegurado nada en este país, aún el más humilde ciudadano está expuesto a que lo maten en la calle para sacarle dos pesos.
Cuando fue el otro día al Consejo hizo acusaciones muy fuertes y atacó al gobierno de una manera que prácticamente ningún juez lo hizo. ¿Usted cree que muchos colegas piensan lo mismo?
Sí, estoy seguro que lo piensan, el tema es que no se animan a decirlo.
¿Y por qué dijo todo lo que dijo?
Por convicción absoluta, y porque está en juego mi dignidad y mi honor y no mi bienestar económico. Porque para asegurar mi jubilación me hubiera callado todas estas cosas. Lo único que tengo es mi apellido y una trayectoria honrada que puede ser opinable, como la de cualquiera, pero no la de un delincuente, entonces yo no voy a tolerar en silencio un atropello de esa naturaleza. Y esto de hecho en el Consejo no es una sobreactuación de nada, sino que es la indignación que tengo en el fondo de mi corazón y que no la voy a callar ante nadie, ni siquiera ante el Presidente de la Nación.
¿Hablaría con Kirchner si tuviera la posibilidad?
¿Por qué no?. Hablaría con cualquiera. Si fuera para que el supiese de propia mano cuál es la verdad de todo esto...
Usted reveló en estos días que mantuvo una reunión con el diputado y consejero kirchnerista Carlos Kunkel. ¿Cuando fue y quién la organizó?
Fue en marzo, antes del discurso de Presidente. Yo concurrí por invitación de un ex empleado mío, que ahora es defensor oficial. El hizo una reunión en su casa y me invitó. Iba Monseñor Baseotto, Kunkel (padre), el hijo, que es concejal de La Matanza por el Frente de la Victoria, el ex ministro de la Corte, Adolfo Vázquez, y un señor que se llama Rodolfo Álvarez, que parece que está vinculado a la publicidad y tiene relación con Kunkel. Álvarez, es el que reunió a Baseotto y Kunkel y los invitó a la casa de este amigo mío y yo fui. Antes se lo hice saber a la Cámara. Me parecía que era un puente para tratar con un consejero importante del Consejo de la Magistratura, los problemas de funcionamiento que tenemos acá. Cuando yo fui a esa reunión me di cuenta que él (Kunkel) no tenía interés de hablar conmigo. Obviamente ya estaba en curso toda el proceso de destitución mío y de los otros jueces. Pero él se lo calló, nunca dijo nada. Me dio una tarjeta del hijo con los números de teléfono de ellos. Luego, me cita de nuevo Álvarez, me dice que yo vaya a verlo al mismo lugar donde nos habíamos reunido antes y ahí me dice “mire, ahora a raíz de toda esta controversia pública que se ha generado, me sugieren que es conveniente que usted renuncie, porque sino le van a mandar a la SIDE y que van a venir los hijos de desaparecidos a hacerle escraches”. En total nos vimos tres o cuatro veces. Al final ya me decía “pero usted se puede tomar licencia hasta que se jubile”....
Se dice que la Corte está a punto de declarar la nulidad de los indultos, pero solamente los que favorecían a ex militares. ¿Usted qué piensa de eso?
Pienso que es coherente con el fallo anterior de la Corte en el caso de la extradición del terrorista vasco. Según lo que yo pienso no es lo correcto porque no está a tono ese criterio con las más modernas tendencias del derecho internacional, que fueron expuestas por la Sala II, en el caso que seguramente tiene que resolver ahora la Corte. En el fallo de la Sala II, que integra el Dr. David, se establece que el criterio es que los delitos son de lesa humanidad por su naturaleza y no por la calidad de los autores. Pero obviamente aquel fallo de la Corte había sido dictado teniendo en mira éste que ahora se va a dictar, con el evidente propósito de excluir de los alcances de la nulidad del indulto a todos los guerrilleros que estaban presos.