La reunión comenzó con la audiencia realizada en el marco del concurso 223, destinado a cubrir un cargo en el juzgado federal Nº 1 de Salta, en donde el pleno decidió elevar la terna compuesta por Edgardo Santiago López Herrera, Julio Leonardo Bavio (quien subroga el juzgado en concurso) y María Dolores Pistone (defensora oficial de Orán). En lista complementaria quedó Adolfo Aráoz Figueroa.
Pero el tono distendido de la reunión desapareció repentinamente cuando tomó la palabra el consejero-diputado Carlos Kunkel, para referirse al juez federal Octavio Aráoz de Lamadrid, por sus declaraciones públicas, sobre las supuestas presiones en el marco del concurso 140. Kunkel contó que presentó una denuncia penal contra el magistrado que recayó en el juzgado a cargo de Daniel Rafecas. Vale recordar que el juez se encuentra citado por el Consejo, para el próximo 30 de diciembre, por “mal desempeño” el marco de una causa en la que le imputan no haber investigado una denuncia de golpes por parte de un acusado.
La tensión comenzó a crecer. En ese momento, Bunge Campos anunció el pedido de la Administradora General del Poder Judicial, Cristina Akmentins, quien deja su cargo para integrarse a un Cuerpo de Auditores de la Cámara Electoral (cargo que por el momento no existe).
Luego de todas las palabras a favor de la gestión de la Administradora, el flamante presidente Luis María Cabral propuso sobre tablas la designación de dos personas para reemplazar a Akmentins, con la consecuente creación de un nuevo cargo. Hugo Borgert, iría como Administrador General; mientras que German Krieger, actual director del fondo fidiunciario para el desarrollo provincial del Ministerio de Economía, se desempeñaría en el nuevo cargo de subadministrador general.
La propuesta no fue bien recibida por los miembros oficialistas del Consejo: Kunkel aludió a “una alteración del orden del día” ya que el artículo 4 del reglamento sostiene que para incluir temas en la orden del día se necesita el voto de las tres cuartas partes del cuerpo, es decir diez votos. Como había sólo ocho votos a favor, el tema finalmente no se incluyó.
Tras la votación, fue el momento de las despedidas: el saliente presidente Bunge Campos sostuvo que “no fue un año fácil” y reconoció que se encontraba “en una tarea que no le resulta cómoda”. “Es muy difícil estar acá con parlamentarios de fuste”, argumentó.
Luego de varios agradecimientos por parte de varios consejeros pidió la palabra Ernesto Sanz. “Me siento mal que nadie se acuerde del vicepresidente” dijo de manera socarrona. Y agregó: “Tendría que haber tenido algún voto no positivo”. A lo que Nicolás Fernández remató “el martes tenemos prevista la entrega de una placa para Sanz”. La distensión y el buen clima había vuelto a brillar en el recinto.