El actor denunció que en marzo de 1998 Se operó de fimosis y tras la operación en su pene sufrió la “deformación anatómica morfológica entre el meato y frenillo del pene, como asimismo entre el glande y el cuerpo del mismo” que le provocó “una considerable merma” en su capacidad sexual.
Sin embargo, las pericias que se realizaron no avalaron la postura del paciente. “El experto no detectó las anomalías denunciadas por el accionante, y para llegar a dicha conclusión, tuvo en cuenta el examen que realizara sobre el paciente, los estudios complementarios y las propias manifestaciones que vertiera éste último”, sostuvieron los camaristas.
Entre las diversas cuestiones médicas que arrojó la pericia se encuentra que se le ordenó al paciente realizarse una nueva operación por la persistencia del anillo fimótico pero que nunca concretó.
Para los jueces el peritaje médico se “encuentra suficientemente fundado en principios técnicos que no han sido desvirtuados por el ahora recurrente ni a la hora de impugnar la pericia ni en la correspondiente expresión de agravios”.
“Cuando el peritaje aparece fundado en principios técnicos inobjetables y no existe otra prueba que lo desvirtúe, la sana crítica aconseja, frente a la imposibilidad de oponer argumentos científicos de mayor valor, aceptar las conclusiones periciales de aquél”, concluyeron los jueces.
En el marco de la causa, los magistrados recordaron que “en la prestación médica enderezada a asistir al paciente no se garantiza la recuperación del asistido, sino el adecuado tratamiento”.