El juez Kiyoshi Kimura, del Tribunal de Distrito de Tokio, desestimó los argumentos de la defensa de que el acusado desconocía el grado de toxicidad de ese gas y condenó a Kitamura, de la secta "La Verdad Suprema", que se convierte así en la tercera persona declarada culpable de las catorce que se juzgan.
Según el juez Kimura, los efectos de aquel suceso fueron inconmensurables y destrozaron la confianza de los japoneses en el sistema de seguridad colectivo.
El condenado, de 31 años, ha dejado mientras tanto de pertenecer a la secta pero confesó durante el juicio que aún cree en Shoko Asahara, el líder del grupo que también se sienta en el banquillo de los acusados.
El doctor y entonces "ministro de Salud" de la secta, Ikuo Hayashi, ha sido condenado, a su vez, a cadena perpetua mientras que Masato Yokoyama, también miembro de la secta, fue sentenciado a pena de muerte, dictamen que está en proceso de apelación.