Es la que habría recibido Servini de Cubría por estas audacias cuando fue encerrada por un BMW rojo a la altura de Las Armas, camino a Mar del Plata, cuando se dirigía para interrogar al suboficial Muñoz, que oficia de arrepentido, pero lo llamativo, es que contra el marino no se habría levantado ni una mosca pese a ser un testigo de cargo de importancia. Obviamente que en la Marina se niega con irritación esta imputación contenida sobre el SIN y apuntan a otra investigación en la que avanza Servini de Cubría: la responsabilidad de los servicios argentinos y chilenos en el crimen del ex jefe del Ejército de Chile, Carlos Prats González. La denominada "Coordinadora Cóndor" de la que ya se habló en esta columna es la punta de un "iceberg" cuya magnitud aún permanece debajo de tenebrosas aguas de un pasado que no aún no asomó con todo su horror. En febrero, la jueza volverá a Chile pero esta vez para interrogar a altos oficiales en actividad. Toda una complicación política.
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