Bien regado almuerzo de periodistas judiciales el
pasado viernes por invitación de una conocida empresa de servicios públicos en tradicional restaurant de Tribunales -es un reducto de conocidos magistrados, abogados de nota y
ministros de la Corte- sirvió para cruzar información de todo tipo. Desde las propias de la actividad tribunalicia y las próximas novedades en los diferentes juzgados, así como la
variada suerte de algunos secretarios, fiscales y jueces en la Comisión de Selección -que conduce con buena muñeca el casarense Juan Gersenobitz-
hasta las intimidades de los pasillos del
Palacio de Justicia. Pero, lo más jugoso, se conoció a los postres, casi con el último café y la cuenta a pagar por cordial anfitrión, cuando un comedido narró pormenores de un turbulento romance que estaría viviendo un prominente miembro
de la justicia con su secretaria. Ambos fueron vistos por la zona de Callao y Santa Fe en actitudes acarameladas a pleno día
que causarían la delicia de las revistas del corazón. Sobre todo si alguien descubre que los dos enamoradizos están casados, pero
no entre sí.
dju / dju
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