Los abogados de la empresa que más rápido ha crecido en la red, comparecieron ayer ante el tribunal que integran los jueces Richard Paez, Mary Schroeder y Robert Beezer, que estudia una demanda de cierre planteada por la industria discográfica. Ante más de 300 personas que sobrepasaban la capacidad de la sala (más de 200 eran periodistas), el tribunal aplazó la decisión, lo que implica que los clientes de Napster podrán seguir grabando sus canciones al menos durante las próximas tres semanas.
Durante la sesión, los abogados defensores alegaron que una orden prohibitiva significaría la muerte de la compañía, mientras que los patrocinantes de la industria discográfica pidieron que se ratifiquen los principios básicos de la ley de propiedad intelectual.
El 26 de julio una jueza federal había ordenado el cierre inmediato de Napster ante un pedido de la Asociación de la Industria Discográfica de América, que agrupa a gigantes como Sony, Time-Warner y EMI, pero la compañía virtual apeló y consiguió que la sentencia fuera revocada, en un juicio cuyo final será determinante a la hora de fijar una nueva legislación en materia de derechos de autor.
Las opiniones de los juristas suelen coincidir en que la ley ampara a las discográficas: la propiedad intelectual está protegida, y un sistema de intercambio masivo entre usuarios de Internet como el creado por Napster no encuadra en la excepción reservada a las copias para uso personal.
Pero la tecnología del MP3 que utiliza la empresa, que permite comprimir una canción en un archivo informático mucho más liviano que los clásicos wav, no tiene vuelta atrás. Ya han aparecido otras compañías, inclusive en la Argentina de la mano de la productora multimediática de Mario Pergolini y Diego Guebel, Cuatro Cabezas, que ofrecen servicios similares de intercambio de música. Otro de los argumentos no legales a favor del MP3 es que ha hecho que las discográficas aumentaran sus ventas por la mayor difusión de las canciones.
Las discográficas, de todas formas, ya han admitido el triunfo tecnológico de Napster, pero pretenden derrotarlo judicialmente para ubicarse en una mejor posición en este emergente negocio. Aunque el tiempo les está jugando en contra por la presión de los consumidores y de algunos artistas, como U2 y Offspring, que apoyan a Napster por ofrecer al público el producto en forma gratuita. La política norteamericana avanza también al ritmo de la tecnología, y ya hay legisladores que creen que hay que renovar la ley de derechos de autor.
En una conferencia de prensa posterior a la audiencia ante los tribunales, Hank Barry, CEO de Napster, aseguró que la compañía pretende resolver el caso fuera del ámbito judicial, y aclaró que la empresa para la que trabaja había ofrecido a las discográficas “un sustancial porcentaje de sus ganancias”, al imponer a los usuarios una suscripción de 4,95 dólares mensuales. Sin embargo, las asociaciones discográficas rechazaron la propuesta y el abogado del Consejo de Músicos Compositores dijo que sus clientes nunca habían recibido una oferta semejante.