La información fue revelada por los periodistas Mónica Pérez y Felipe Gerdtzen en el libro “Augusto Pinochet: 503 días atrapado en Londres”. Ambos, corresponsales en Europa para la Televisión Nacional de Chile, también aseguraron que hubo seis reuniones clandestinas entre funcionarios de los dos Estados entre junio y diciembre del año pasado: Cristian Tolosa, jefe de Comunicaciones chileno, y Jonathan Powell, jefe de Gabinete británico, fueron los dos elegidos.
Según los autores, cuando desde la sede del gobierno de Chile se convencieron de que la liberación de Pinochet no era posible por la vía judicial, no tuvieron otra alternativa que optar por la vía política. Frei le habría dicho por teléfono a Blair que asumía un alto riesgo si el ex dictador no dejaba Londres con vida, y que si fuera liberado por cuestiones de salud, igualmente sería juzgado en Santiago por las numerosas causas abiertas en su contra.
Tal como contaron Pérez y Gerdtzen en el libro, los argumentos convencieron a Blair y decidieron abrir un canal de diálogo paralelo, a pesar de que el premier británico aclaró que se trataba de un proceso judicial. “Nuestro código contempla disposiciones humanitarias. Habrá que verlas pero bajo estricta confidencialidad. Que no se interprete que estoy dando garantía alguna, porque no las puedo dar y si los diarios publican algo de esto me pondría en una situación muy complicada, que me costaría manejar”, le habría dicho Blair a Frei, según el relato.
Pinochet fue detenido por policías de Scotland Yard mientras se encontraba internado en la London Clinic, donde había sido sometido a una intervención quirúrgica debido a la hernia lumbar que lo afectaba. Y la importancia del trabajo periodístico que revela que esta enfermedad no fue el real motivo de la denegatoria a la extradición por delitos de lesa humanidad que solicitaba el juez español Baltasar Garzón, fue corroborada con la presencia del ministro del Interior trasandino y ex canciller, José Miguel Insulsa.