En el acto que se celebró en el Salón Blanco se vieron las caras funcionarios de todos los poderes del Estado. Además del ministro del área, “El inteligente” Jorge De la Rúa, y otros titulares de las carteras del Ejecutivo, estuvieron Julio Nazareno, presidente de la Corte Suprema; los titulares de las Cámaras de Diputados y Senadores, Rafael Pascual y Mario Losada; además del Jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, como el funcionario de mayor jerarquía entre los frentistas.
Quienes también se mezclaron entre los muchos militantes fueron varios de los integrantes del Consejo de la Magistratura, el organismo judicial que elige y destituye a los jueces y del que ahora el ex diputado Cruchaga se aleja con este nombramiento. Diariojudicial.com adelantó la semana pasada algunos de los candidatos a sucederlo en esta institución clave. Y con el paso de los días el cielo comenzó a despejarse y la contienda quedó entre los radicales Marcelo Stubrín y José Dumont.
Y para completar el cuadro de situación en un ministerio que se vio acéfalo de funcionarios por más de un mes, mañana Jorge De la Rúa pondrá en funciones a los nuevos subsecretarios. Francisco Fuster, Álvaro Ruiz Moreno y Alberto Asissa ocuparan sus posiciones en Justicia y Asuntos Legislativos, Política Criminal y Asuntos Penitenciarios; y Administración, respectivamente.
Fuster, abogado y escribano, fue asesor consultivo del Consejo de la Magistratura de la Provincia de Buenos Aires, vicepresidente del Colegio de Abogados de Bahía Blanca además de constituyente bonaerense. Ruiz Moreno, por su parte, llega al cargo en Política Criminal después de su paso por la Subsecretaría General de la Presidencia y por el Consejo Municipal de la Ciudad de Córdoba. Finalmente, Asissa, licenciado en Administración, fue subsecretario de Coordinación de la Secretaría General de la Presidencia y Gerente General de la Casa de la Moneda.
En el cargo que dejó vacante Ciafardini, de planta, otrora Director de Política Criminal, asumió instantáneamente Esteban Marino, que trabajaba a las órdenes del frepasista, con lo que se le da cierta continuidad al área.