En el concurso preventivo anterior a la quiebra del Ingenio –que comenzó en 1991 luego de casi dos siglos de actividad en el Valle de Siancas- se había determinado que la empresa tenía un pasivo de 30 millones de pesos, pero con la venta de los distintos activos sólo se lograron recuperar 8.400.000 pesos. Con esta suma se realizaron pagos parciales en marzo y el 4 de diciembre pasado, que según David y el síndico del concurso, Jorge Albertio Paganetti, han agotado el dinero a distribuir.
La ley vigente para el proceso concursal y de quiebra determina distintos grados de privilegios, entre los cuales se incluye a los empleados, quienes en ese carácter percibieron semanas atrás un porcentaje del dinero efectivamente adeudado. Sin embargo, antes pasaron a cobrar los acreedores prendarios e hipotecarios, que tienen derechos ejecutables sobre las garantías reales.
El 4 de diciembre último la Justicia puso a disposición de los acreedores de la quiebra un dividendo concursal, una distribución complementaria surgida de la desafectación de reservas que tenían originalmente otro destino, según informó el diario El Tribuno, de Salta.
Estos 160 mil pesos fueron prorrateados entre los distintos acreedores, y ésta es la razón por la que, de acuerdo a los porcentajes de preferencia preestablecidos, hubo empleados que cobraron sólo ocho centavos cada uno.
Sin embargo, las dos distribuciones de dividendos concursales realizadas ya se encuentran firmes. Inclusive están consentidas por la totalidad de los acreedores, de acuerdo a lo explicado por el magistrado, quien recordó que previamente los detalles de ambas distribuciones fueron puestos a consideración para que se realizaran observaciones o impugnaciones.