La facultativa había declarado como testigo en una causa por presunta mala praxis que se sigue contra los profesionales que tuvieron a cargo la intervención quirúrgica del joven que falleció a por una hemorragia, presuntamente a raíz de "un tocamiento con la aorta o la vena cava".
El juez de instrucción 22, Roberto Muratorio, había sobreseído por ese delito a la médica Karín Schernitzki, en una causa iniciada por una denuncia de Orlando Angel Queimaliños, padre del joven fallecido, quien aportó a la justicia la grabación de una conversación telefónica mantenida con la facultativa, cuyo contenido resultaba contradictorio con las afirmaciones que había vertido en el expediente como testigo.
El magistrado hizo hincapié en destacar que el método utilizado por Queimaliños para obtener esas confesiones era "ilegal", ya que no había sido autorizado por la justicia por lo que era violatorio del derecho constitucional que ampara la privacidad de las personas.Muratorio advirtió que "en la maniobra, se violó la libertad y la intimidad de Schernitzki, y esto sería lo mínimo, puesto que se atentó contra el principio constitucional: nadie puede declarar contra sí mismo".
Los camaristas Carlos Gerome y Alfredo Barbarosch sostuvieron en cambio que "carece de asidero sostener una autoincriminación" por cuanto la médica "no se hallaba involucrada en la posible mala praxis" que se investiga en la justicia correccional, ya que "solo había sido convocada a prestar declaración testimonial respecto de hechos de los que podía suministrar alguna información o dato".Asimismo, concluyeron que la médica "en principio habría incurrido en mendacidad en la deposición prestada" ya que "en principio no desconocía que el sangrado (del joven fallecido) se había producido con motivo del tocamiento con la aorta o una vena cava" lo que había negado en su declaración.