B)IMPERICIA. Es tanto entre estos operadores –algunos oficiales y otros oficiosos- que el propio De la Rúa debió llamar a Augusto Belluscio para que este juez de la Corte y hombre del radicalismo aunque no tan disciplinado como Gustavo Bossert, se allanara a la conciliación que le venía proponiendo Cavallo. El ministro estaba querellado por Belluscio por sus expresiones, acusándolo a él y a Enrique Petracchi de supuestos “ladrones” (sic) en una de las tantas arremetidas de Cavallo contra el poder judicial. Petracchi hace tiempo había aceptado las explicaciones de Cavallo pero Belluscio llevó la causa a juicio que se interrumpió –después que María Servini de Cubría lo impulsara- por los fueros que tenía Cavallo como diputado. Pero al sancionarse la nueva ley de fueros a raíz de las coimas en el Senado, el ministro estaba expuesto a la reanudación del juicio y por ello De la Rúa tuvo que interceder personalmente ante el fracaso de sus enviados, ya que su hermano y ministro de Justicia, Jorge, parece no tener mucho espacio en el cuarto piso del Palacio de Tribunales.
C)MENSAJE. Fue interpretado el de esta cámara por el juicio a Castañón. En los bares y estudios que rodean al palacio de justicia y en donde se tejen operaciones que –la mayoría de las veces- resultan exitosas en los juzgados, se considera que Martín Irurzun, hombre del radicalismo alfonsinista, Eduardo Luraschi, del peronismo ortodoxo luego devenido en menemista aunque desde hace tiempo alineado con Irurzun y Horacio Cattani, con lazos en el Frepaso, se pararon ante Cavallo para decirle: nada importante pasa en este fuero sin nuestra intervención, obviando totalmente a la otra sala que componen la menemista Luisa Riva Aramayo y el menemista arrepentido Horacio Vigliani. Para ello dejaron hacer a Rodolfo Canicoba Corral –no tenía muchos márgenes para no impulsar el juicio y de paso cobrarse alguna afrenta del cavallismo- para que el caso vaya a un tribunal oral y, ahora, complique la alianza entre el delaruismo y el nuevo ministro de Economía que logró alinear a la mayoría del arco político pero, aún, no consigue impresionar a algunos jueces. Castañón es un hombre clave en la nueva estructura de poder gubernamental y Cavallo no está dispuesto a entregarlo sin dar pelea. Se esperan días agitados por este caso.
D) VERÓNICA. Es la que realizó Ramón Mestre ante la atropellada del juez Mariano Bergés por la responsabilidad de funcionarios del ministerio del Interior en el doble cobro de los servicios de seguridad a los estadios de futbol. El flamante ministro descargó todas las actuaciones en su segundo Enrique Mathov –cada día más atribulado por este caso- por dos razones: una (obvia) porque recién asumió y la otra (dará lugar a varias interpretaciones) porque a la policía la dirige Mathov, con lo que dejó sin apoyo en el mas alto nivel al funcionario que fue puesto en ese lugar por Fernando de la Rúa. Tampoco ayudó a Mathov la declaración de Mauricio Macri en ese mismo juzgado. El presidente de Boca soltó, sin remordimiento alguno, que Boca había hecho 8 denuncias ante el Comité de Seguridad en el Fútbol que preside Mathov y nunca tuvo respuesta. Todo esto fue anotado prolijamente por Bergés que cuenta los días que faltan para que termine esta subrogancia –la causa pertenece al juez Gustavo Karam en licencia por enfermedad- y no caiga en el mismo letargo que tuvo antes de su intervención, cuando actuaron cinco jueces sin asomarse al fondo de la cuestión en un caso tan complicado y peligroso. Pareciera que los únicos que deben jugarse son los periodistas que salen a investigar estas denuncias, un criterio tan confuso y peligroso como el anterior.
E) DILIGENCIA. Ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional –uno de los tribunales más prestigiados que tiene la Justicia- para tratar que se modifique este régimen de subrogancias. La idea está a estudio en el Consejo de la Magistratura porque se considera que no es posible que por el simplista criterio de algunos jueces –rotar cada dos meses para que todos o la mayoría puedan cobrar el plus de $ 1.500 mensuales- se desaceleren causas trascedentes como ésta del fútbol o el crimen de Leopoldo Armentano que nunca terminó de aclararse y nadie sabe como evolucionó o cuando irá a juicio. Se cree que la solución podría estar con la nueva ley que duerme plácidamente en el Senado, por la que secretarios y abogados podrían subrogar cuando no existe juez titular o se toma un tiempo prolongado de licencia como en este caso. Debiera terminarse con la subrogancia de varios juzgados por un mismo juez porque ello desnaturaliza el establecimiento de un criterio uniforme para un mismo trámite, ya que la impronta que le da cada juez a la instrucción de una causa, distinta en las sucesivas manos que la atienden, termina por distorsionar la independencia de criterios y las garantías de los imputados, además, de significar una riesgosa concentración de poder. Al menos ese es el criterio de importantes sectores del Poder Judicial a la luz del caso del juez Gabriel Cavallo que atiende tres juzgados en simultáneo o lo que ocurre –aunque mas atenuado- con los actuales reemplazos de Carlos Liporaci, Adolfo Bagnasco, Gustavo Literas, Norberto Oyarbide y Carlos Branca.