Cerca de las diez, el presidente de uno de los países que más inmigrantes aportó a la Argentina, llegó al cuarto piso de la sede judicial, donde lo esperaba una guardia de honor integrada porcadetes de la Policía Federal. De gesto amable y mostrando gratitud, Ciampi ingresó en el recinto donde lo esperaban Nazarareno junto con los ministros Carlos Fayt, Augusto Belluscio, Enrique Petracchi y Antonio Boggiano.
Acompañado por una comitiva integrada por el embajador de Italia en la Argentina, Giovanni Jannuzzi, siete consejeros y el ministro de Industria de ese país, Enrico Letta, el Presidenteitaliano intercambió opiniones con los anfitriones.
Enmarcado por las banderas argentina e italiana, y después de la parafernalia de la bienvenida, el encuentro se prolongó sólo por media hora. Al finalizar la charla, que según fuentes del Máximo Tribunal, tocó superficialmente temas de Justicia de ambos países, Nazareno le obsequió a Ciampi la ya tradicional medalla oficial que atestigua su paso por uno de los tres poderes del Estado.
Finalizado el ágape, Ciampi y su comitiva abandonaron el edificio por el acceso principal, donde recibió el saludo final mientras descendía por las escalinatas del Palacio. Al advertir su presencia, los hombres de blanco, músicos de la Armada argentina, ejecutaron una marcha de despedida.