03 de Julio de 2024
Edición 6998 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 04/07/2024

Un fallo contaminado

La Corte Suprema de Justicia resolvió revocar una sentencia en un caso de contaminación ambiental por entender que el tribunal interviniente se había excedido en sus facultades. FALLO COMPLETO

 

En los autos "Recurso de hecho deducido por Copetro S.A. en la causa Almada, Hugo Néstor c/ Copetro S.A. y otro", Copetro S.A. dedujo un recurso de queja contra la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, que denegó el recurso extraordinario que había interpuesto contra la sentencia de ese mismo tribunal que, a su vez, desestimó los recursos locales de nulidad y extraordinario articulados contra el fallo de la Sala III de la Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de La Plata, mediante el cual se confirmó la sentencia de primera instancia y, en consecuencia, se hizo lugar a la pretensión indemnizatoria de los actores y se ordenó a la demandada cesar en la emisión de los elementos contaminantes que se le imputaron.
El actor, Hugo Néstor Almada, promovió demanda con el fin de obtener la reparación de los daños y perjuicios que, según afirmó en su demanda, le ocasionó la contaminación ambiental generada por Copetro S.A., así como el cese definitivo de las emisiones contaminantes.
Sostuvo el actor que tales daños derivaban del funcionamiento de la planta industrial de la firma citada, cuya actividad principal consiste en la calcinación de coque de petróleo, instalada en el año 1983 en las proximidades del barrio "Campamento" de la localidad bonaerense de Ensenada, donde reside. Como resultado del proceso industrial, afirmó, la fábrica expulsa hacia la atmósfera circundante una gran cantidad de pequeñas partículas carbonosas, las que, al ser transportadas por el viento hacia donde habita, no sólo ensucian y deterioran su propiedad, sino que también producen consecuencias nocivas para las vías respiratorias.
La demandada opuso excepción de incompetencia y de prescripción. En cuanto a la primera, Copetro sostuvo que al haber solicitado el actor el cese definitivo de la actividad contaminante, se encuentran en juego las tareas ferroportuarias que desarrolla en el muelle concedido por la Administración General de Puertos, que podrían paralizarse por la decisión judicial. y, en tales condiciones, consideró que era competente la justicia federal.
El tema de la incompetencia fue resuelto, en última instancia, por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa "Irazu c/ Copetro S.A. y otro" (Fallos: 311:75) en favor de la justicia provincial. Dijo el Tribunal -con remisión al dictamen del Procurador General- que no se daba un supuesto de colisión de intereses que excluyera la potestad jurisdiccional de los jueces locales, porque "aun cuando la empresa accionada insista en la posibilidad de que se decrete un cese de actividades contaminantes y la paralización de las tareas de embarque, dicha alternativa ha sido claramente desechada por la Cámara en una decisión que [...] limita el ámbito de las medidas que puedan decretarse en la sentencia definitiva".

Vale decir que la Corte tuvo en cuenta que la Cámara en lo Civil y Comercial provincial autolimitó sus facultades de dictar sentencia.
Destaquemos que en la mencionada causa "Irazu", del 25 de noviembre de 1987, se resolvió la cuestión de competencia en favor de la justicia provincial sobre la base de que la citada Cámara había desechado el imponer la sanción de cierre del establecimiento industrial.

En cuanto a la cuestión de fondo, Copetro contestó que su planta industrial se encuentra en un polo petroquímico preexistente a la instalación de dicha planta industrial en Ensenada y que su actividad no incrementó la contaminación ambiental que ya existía en la zona. Además, sostuvo que adoptó todas las medidas de control de la contaminación, de acuerdo con la más avanzada tecnología existente en el mundo y que, en definitiva, surge de los controles permanentes que realiza el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, el reducido grado de contaminación que produce.

El juez de primera instancia hizo lugar a la demanda. En consecuencia, condenó a la Copetro a abonar los daños y perjuicios por los montos que determinó y a cesar en la emisión de elementos contaminantes, bajo apercibimiento, en caso de incumplimiento, de disponer el cierre de la planta.
Dispuso también que, para el supuesto que la empresa decidiese adoptar medidas o procedimientos técnicos, científicos o de otro orden, que le permitan continuar la producción eliminando el daño que produce, debería presentar un proyecto para consideración del perito interviniente en la causa. Recién después de su aprobación, se debería implementar en el menor lapso posible y realizar mediciones tendientes a demostrar su eficacia para eliminar la polución y, no obstante ello, el perito debía presentar un plan de controles por un período adicional razonable.
Las partes apelaron la sentencia y la Sala III de la Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de La Plata, aunque elevó los montos indemnizatorios, la confirmó, en lo sustancial, y dispuso que el perito designado por la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de La Plata informara sobre los límites de concentración permisibles de benzo alfa pireno, que para áreas urbanas estatuyen otras legislaciones; los que difunden las organizaciones mundiales vinculadas con la salud y los que surgen de estudios recientes, a fin de compararlos con los que resultan de la pericia efectuada en autos.
La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, a su turno, rechazó los recursos de nulidad y extraordinarios que interpuso la demandada contra la sentencia indicada.
Contra esta última decisión, Copetro S.A. dedujo recurso extraordinario, que fue denegado. Ante ello fue en queja ante la Corte Suprema.

El Procurador General, en su dictamen, que fue compartido por la Corte, consideró que la Cámara en lo Civil y Comercial provincial no respetó su decisión anterior de no disponer el cierre de la planta industrial.
Sostuvo Becerra que "...es cierto -y me adelanto a señalarlo- que el núcleo central de la decisión judicial de primera instancia, confirmada por las instancias posteriores, impone a la demandada indemnizar, al actor, por los daños y perjuicios que le ocasionó su accionar, así como cesar en la emisión de elementos contaminantes y sólo accesoriamente, en caso de incumplimiento de aquélla, se dispone el cierre de su planta industrial, como un modo de hacer efectivo el mandato judicial. También lo es que, tal como lo señala el a quo, será la propia conducta de Copetro S.A. la que determine si se efectiviza la intimación.
Pero todo ello no alcanza para desvirtuar los agravios del recurrente, pues con esa intimación, aunque accesoria, la Cámara se apartó de su decisión anterior, toda vez que surge claramente del dictamen de este Ministerio Público in re "Irazu", del 25 de noviembre de 1987, a cuyos fundamentos se remitió V.E. en la sentencia dictada en la misma causa el 11 de febrero de 1988, que aquel tribunal desechó toda posibilidad de clausurar la actividad de la demandada y fue, precisamente, sobre esa base, que se resolvió la cuestión de competencia en favor de la justicia provincial..."
(la negrita es nuestra)

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dr. jorge oscar rossi / dju
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