Desde mayo de 1999, el tribunal de La Haya acusa a Milosevic de responsabilidad en las matanzas masivas y deportaciones de albaneses de la provincia de Kosovo.
Milosevic fue el primer jefe de Estado en ser acusado estando en ejercicio de su cargo por crímenes cometidos durante su gestión, algo que no tiene precedente en La Haya. El ex primer ministro japonés Tojo fue juzgado, condenado y ejecutado por un tribunal de crímenes de guerra entre 1946 y 1947, pero no se trató de una corte de la ONU.
El anuncio de la entrega de Milosevic a las autoridades de la corte internacional siguió a un día de tensiones durante el cual el decreto que permitía su extradición fue suspendido por el Tribunal Constitucional.
El ex jefe del gobierno yugoslavo fue trasladado el jueves de una prisión en la capital yugoslava, Belgrado, a una base estadounidense en la ciudad bosnia de Tuzla, donde funcionarios de Naciones Unidas asumieron su custodia. De allí fue llevado a Holanda en un avión de la OTAN, que aterrizó en el aeropuerto de Valkenburg. De allí se lo trasladó a la cárcel de Scheveningen, próxima al tribunal de La Haya, donde permanecerá mientras dure el juicio.
Mientras tanto, el actual presidente de la República, Vojislav Kostunica, declaró que la transferencia de su predecesor a La Haya era ilegal e inconstitucional. "Esto podría ser interpretado como una seria amenaza al orden constitucional del estado", afirmó.
Por su parte, el primer ministro de Yugoslavia, Zoran Zizic, renunció hoy al considerar que la extradición fue una maniobra "inconstitucional".
Un complejo entramado institucional sumado a necesidades económicas
Como lo admite el profesor David Bankier desde su cátedra sobre la Shoá (Holocausto) de la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde explica que "hasta en situaciones extremas los factores políticos miden su intervención, generalmente atadas a una relación de costo/beneficio", el gobierno de Serbia entregó al ex hombre fuerte yugoslavo y allanó el camino para que el país reciba unos 1300 millones de dólares en fondos para restaurar su economía, devastada por los bombardeos de la OTAN y las sanciones internacionales impuestas contra el régimen de Milosevic. La extradición de Milosevic ha sido una condición que algunos países han impuesto para autorizar el envío de fondos. De todas maneras, la total remoción de las sanciones económicas depende de la entrega de otros 14 importantes dirigentes serbios acusados de crímenes de guerra.
"Es un gran día para la justicia", afirmó Javier Solana, el hombre que dirigió la guerra contra Yugoslavia en 1999 como secretario general de la OTAN. El tribunal de la ONU acusó a Milosevic en mayo de ese año de crímenes contra la humanidad y de tener responsabilidad en el genocidio y las expulsiones de albaneses de la provincia serbia.
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