B) ANTIGUA. Es la amistad del ex ministro de Obras Públicas, Roberto Dromi con el renunciante fiscal, Maximiliano Rusconi, un hombre que llegó a la Procuración General de la Nación de la mano de Alberto Binder, quien fuera asesor jurídico de Graciela Fernández Meijide. Esta relación fue la que posibilitó que Binder se introdujera en el entorno de Carlos Menem –hasta hubo una cena con el ex presidente de la que participaron Eduardo Menem, Eduardo Bauzá y Carlos Corach- pese a que proviene de una corriente judicial contraria al menemismo pero la que algunos de sus miembros tuvieron vasos comunicantes con el ex gobierno. Rusconi proviene de una escuela de pensamiento entre cuyos mentores se encuentra Julio Maier, actual integrante del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires y uno de los abogados personales que tuvo del presidente Fernando de la Rúa. Dromi, quien no solo es uno de los administrativistas más importantes que tiene el país sino un pragmático por excelencia, considera que a la defensa de Menem le faltan soportes doctrinarios de envergadura para convencer jurídicamente a la Sala II, en la que por lo menos, dos de sus integrantes, Martín Irurzun y Horacio Cattani- han priorizado sus relaciones con estos sectores del Poder Judicial.
C) FESTEJO. Fue el que realizaron los fiscales enfrentados a Rusconi en el ministerio público después que el fiscal presentara la renuncia a su cargo, agobiado por una aparente ciclópea tarea y la desgastante interna que divide a la Procuración. Rusconi se encuentra denunciado por el fiscal Pablo Lanusse –el mismo que denunció amenazas y ataques por su intervención en la causa del oro- por presunto cobro de sobresueldo al ser, también, jefe de la UFITCO, la oficina de fiscales especiales que crearon Nicolás Becerra y Carlos Silvani para luchar contra la evasión tributaria y el contrabando. Luego de abandonar su puesto, el joven profesional recibió todo tipo de críticas por su actitud: muchos le endilgan haber buscado repercusión pública a través del denuncialismo primero y del renuncialismo después, -jugada bautizada como “la gran Chacho”-. Pero además, el ahora ex fiscal general también se encuentra acusado de enriquecimiento ilícito por un anónimo que sirvió para que el fiscal Carlos Stornelli impulsara la pesquisa ante un juzgado federal. No es ningún secreto que varios fiscales federales y del fuero de Instrucción criticaron siempre el manejo que realizaba el grupo de Rusconi, Goransky y Binder –este último se fue del cargo por decisión de Becerra- en torno al Procurador. Pero, Becerra, cada vez más cerca de la política que de la justicia, ya que se prepara para disputar la interna del PJ mendocino, trató de armonizar estas líneas internas para poder, luego, tener un poco de margen en casos complicados, como puede ser el caso de las armas si la Sala II no revoca el procesamiento y prisión preventiva de Menem y le toca definir el tema a la Corte. Claro que para evitar ataques del antimenemismo, el jefe de los fiscales podría sorprender con un dictamen sobre las leyes de Obediencia Debida y Punto Final según una conversación que tuvo con una ascedente fiscal de Córdoba que impulsa casos de militares en el juzgado federal de Cristina Garzón de Lazcano.
D) MEGAINTERNA. El canje de la deuda externa se está convirtiendo de a poco en un conflicto con consecuencias en varios frentes. En el judicial, el fiscal Osorio parece decidido a avanzar con todo –su requerimiento de instrucción apuntó a la investigación de una asociación ilícita en el seno del gobierno-, cuestión que activó todas las alertas del oficialismo, que no quiere tener más sorpresas desde Comodoro Py. Por otro lado, está la investigación administrativa que se pivotea desde la Auditoría General de la Nación: allí los auditores están en plena disputa por quien llevará el mayor protagonismo en la embestida del tema. Quien parece que no recoge elogios por la manera de conducir el cuerpo es el mismísimo Rodolfo barra, de quien dicen que pasa más tiempo afuera que en la Auditoría, endilgándole períodicos y quincenales viajes al exterior –el aeropuerto de Milán parece ser una de sus escalas preferidas- alternando con escapadas a Córdoba en lo que hace a nuestro cabotaje, por lo que siempre se hace muy dificultosa la coordinación de las reuniones plenarias de los auditores generales.
E) ANTIPODAS. De su anterior defensa, es la estrategia que prepara Menem para esta nueva etapa de su proceso que se abre ante la Cámara Federal porteña. No solo de conceptos, sino de hombres fue el cambio cualitativo: si antes prefirió a Mariano Cavagna Martínez porque traía a los ex jueces Adolfo Bagnasco y Gustavo Literas, ex amigos –no se sabe si se reconciliarán- de Jorge Urso, ahora incorporó a Oscar Salvi, el ex juez que detuvo a Eduardo Emilio Massera por sus vinculaciones con la P2, la Logia Italiana que lideró Ligio Gelli, a quien el propio Juan Perón le entregó un pasaporte diplomático y condecoró en nombre del gobierno argentino. Pero Salvi, a diferencia de Bagnasco y Literas –fracasaron en su intento de “convencer pragmáticamente” a Urso de no procesar a Menem, provocando no solo el enojo de Menem sino de su ex secretario privado, Ramón Hernández- no es amigo del juez. Al contrario mantiene viejos rencores –especialmente su mujer Analía Salvi- desde la época en que el ahora juez fue su socio en el estudio jurídico que montó Salvi cuando dejó la magistratura luego de que Raúl Alfonsín llegara al poder en 1983. Con Salvi atendiendo la cuestión penal y Dromi los asuntos civiles, Menem se prepara para sortear el mayor obstáculo de su vida porque si bien durante el proceso militar sufrió cárcel y confinamiento, ese solo hecho lo repotenció políticamente hasta convertirlo en presidente de la Nación. Pero, ahora, se trata de jueces constitucionales y por más que para un sector de la justicia y de la política se trate de una arbitrariedad jurídica, otra parte de la sociedad aplaude el solo hecho de su procesamiento y ello es un vallado dificil de superar, aún con el más prominente de los abogados.
F) CONSULTAS. A importantes estudios jurídicos de derecho civil y comercial realizó una inmobiliaria del barrio de Belgrano para decidir su intervención en la venta de una las casas más famosas de ese lugar de Buenos Aires: se trata de la propiedad de la calle Esteban Echeverría donde moró hasta su casamiento Carlos Menem. La instrucción de venta habría sido dada por su propia hija, Zulemita, quien junto a su madre –cada vez más juntas después del casamiento de su padre con Cecilia Bolocco- se preparan para viajar a Miami. Lo cierto que el ex presidente podría quedar despojado de varios inmuebles como “La Rosadita” de Anillaco que también está a nombre de su hija. El trámite no será fácil porque algunas de estas propiedades están a nombre de sociedades uruguayas, como la casa de Belgrano y porque además en las sociedades “off shore” de empresas extranjeras el control la tiene quien posee el paquete accionario, lo que anticipa una fuerte y mediática pelea judicial por los bienes del ex mandatario, quien se mostraría preocupado porque no solo Zulemita se olvida de él sino otros amigos que han empezado a darle la espalda y a olvidarse de las relaciones de intereses y poder que los unían. Al conocerse esta información comenzó a entenderse la presencia de Dromi en la “prisión” de Don Torcuato ya que las peleas por bienes y sociedades no son un secreto para quien le ha ganado juicios millonarios a favor del grupo Macri, del Arzobispado de la Ciudad de Buenos Aires y al Ejército.