La redacción finalmente aprobada contó con el apoyo de la mayoría del plenario extraordinario celebrado por el Consejo de la Magistratura el miércoles pasado. La norma prevé la composición de dicho Consejo Académico con un Juez de la Corte Suprema, tres magistrados, tres abogados de la matrícula, tres profesores, y dos legisladores. Uno de los votos en disidencia fue el del consejero juez Claudio Kiper quien detalló los fundamentos de su oposición: “Como se puede apreciar, sobre un total de 12 miembros, sólo 4 son magistrados. Todo lo contrario a lo que, a mi entender, es lo que corresponde. Si se trata del diseño de una escuela de estas características, cuyos principales destinatarios son los jueces y funcionarios, deben ser éstos, principalmente, quienes deben opinar sobre los defectos del sistema, las necesidades que advierten en materia de capacitación, el rol del juez, el tipo de magistratura que consideran deseable, los problemas de comunicación con la sociedad y con la prensa, etc”.
“Además, - continuó diciendo el magistrado- se omite a los Secretarios, quienes deberían tener una representación en el referido Consejo Académico, ya que conocen los problemas burocráticos del proceso judicial, cuestiones de manejo interno del Juzgado y del personal, entre otras, que deberían ser -al menos- valoradas en el diseño de la currícula. Del mismo modo, se omitió a los profesionales de otras ciencias como, por ejemplo los médicos forenses o peritos contadores, cuyo aporte me parece imprescindible para la elaboración de la currícula, sobre todo si se parte de la base de que la escuela judicial no es un ámbito de formación jurídica, sino algo diferente.”
Haciendo especial hincapié en su rechazo a que el Consejo Académico esté integrado por legisladores, Kiper advirtió que “me temo que el proyecto incurre en el error de suponer que personas extrañas a la labor judicial -entre ellas los políticos- serán las más idóneas para marcarnos a los magistrados y funcionarios el camino a seguir. Se trata de una idea riesgosa que puede concluir en un fracaso no querido”.
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