Los jueces Oscar Garzón Funes, Ricardo Rojas y Raúl Llanos fallaron así a favor de Mario Jorge Nicodemi, de 56 años, ex funcionario en la Dirección de Bromatología de la ex Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, que cumplió con la carga de probar la licitud del origen de sus bienes.
Durante el juicio oral el tribunal escuchó cerca de media docena de testimonios, luego de lo cual absolvió al veterinario por entender que "no es posible sostener que hubiera logrado obtener durante el desempeño en el empleo público un apreciable incremento en su patrimonio". De esta manera los camaristas comprobaron que los bienes que se le atribuyeron "fueron adquiridos a lo largo de una gran cantidad de años de actividad profesional".
La causa que llevó a Nicodemi a juicio oral y público había sido originada en una denuncia del entonces ombudsman porteño Antonio Cartañá que involucraba a varios centenares de inspectores de la presunta comisión del delito de enriquecimiento ilícito. El juez de instrucción que dictó el procesamiento y la elevación a juicio del ex funcionario, ahora absuelto, fue Raúl Irigoyen.
Durante el debate se comprobó que la primera propiedad inmueble por la que se lo acusaba de enriquecerse fuera de la ley, había sido adquirida con un crédito cuyas cuotas abonaba con parte de sus sueldos en la entonces Municipalidad porteña y en el Senasa, además de los ingresos percibidos por su esposa. Nicodemi vendió luego ese inmueble, y con el dinero compró su actual vivienda, en la calle Lafinur al 3100, en el Barrio Norte de la Ciudad de Buenos Aires.
El tribunal falló así sin analizar un planteo de la defensa del procesado, que pedía la inconstitucionalidad de la figura típica de enriquecimiento ilícito prevista en el Código Penal al entender que la cuestión había devenido abstracta luego de la absolución.