Según Relva, el Estatuto de Roma, que creó el Tribunal Penal Internacional, “probablemente sea el más importante de los tratados que se haya firmado en el mundo en materia de Derechos Humanos”.
Este tribunal, que juzgará los referidos crímenes sin importar fronteras, empezará a funcionar a partir del primero de julio en La Haya, Holanda, con una característica particular: no enjuiciará a nadie de manera retroactiva.
El Estatuto establecerá un nuevo sistema de justicia penal internacional, al crear la primera institución judicial permanente con capacidad para juzgar a los individuos responsables de las violaciones más graves al derecho internacional humanitario.
El tribunal juzgará la comisión de delitos tales como el genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y abusos contra los derechos humanos, sólo cuando los países a los que pertenecen los criminales acusados no los juzguen, y ante una denuncia formal de otros estados miembros o de los fiscales del tribunal
Con sede en La Haya, Holanda, donde ya se encuentra el Tribunal Internacional de Justicia, el contenido del Tribunal Penal Internacional ha sido ratificado en estos últimos cuatro años por 67 naciones, entre ellas: Suiza, Canadá, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Holanda, Argentina, Portugal, Costa Rica y Jordania.
Según el Estatuto de Roma, los gobiernos que lo ratifiquen, tendrán que acordar el presupuesto inicial y determinar los procedimientos y plazos para la nominación y elección de los magistrados y del fiscal. Los países que no ratifiquen el Estatuto de Roma no estarán sujetos a obligaciones financieras ni podrán nominar candidatos para magistrados.