Los fiscales sostuvieron que Schompeter usó su empresa comercializadora, Alriwo, con sede en Mannheim, para comprar los taladros a la compañía Burgsmueller donde entonces trabajaba Ribbek, que produce maquinaria.
El fiscal Stefan Morweiser reconoció que la participación de Ribbeck fue menor, pero argumentó que él pudo alertar a sus superiores para que detuvieran la venta, en 1999.
La herramienta fue enviada a Jordania, al empresario estadounidense nacido en Irak, Sahib Abd al-Amir al-Haddad, identificado por los fiscales alemanes como el principal sospechoso en la transacción. La fiscalía está solicitando su extradición de Bulgaria, donde fue arrestado en noviembre.
La fiscalía señaló que hay correspondencia entre los involucrados en la transacción, que detallan que los taladros pueden perforar tubos para fabricar cañones de 209 mm, los que corresponden al cañón Al Fao, de manufactura iraquí.
"Schompeter sabía exactamente lo que sucedía y lo que él estaba haciendo", dijo el juez que presidió el tribunal estatal en Mannheim, Michael Seidling.