Si mintió cuando le brindó a la Policía Federal datos precisos sobre la supuesta “célula dormida” que consumó el atentado de 1994 o cuando pocos días después fue interrogado por el juez Galeano y aseguró que su versión inicial fue un invento para sacarle dinero a un periodista brasileño que lo acompañó por el periplo porteño a cambio de una primicia para la revista paulista Istoé.
En el primer día de audiencia, Dos Santos le dijo a los jueces del Tribunal Oral Federal 5 –encabezados por Luis Di Renzi- que iba a hablar “después de escuchar algunos testigos”, sin embargo, esa etapa terminó y todavía no lo hizo.
Así, poco se avanzó hasta aquí en el juicio oral, donde declararon una docena de testigos entre policías, servicios de inteligencia e iraníes residentes en la Argentina. El jueves de esta semana se incorporará prueba por lectura y luego comenzarán los alegatos, donde los querellantes se preparan a pedir la pena máxima de prisión por el delito de falso testimonio agravado: 10 años, según confirmaron a DiarioJudicial.Com.
Sin embargo, las mismas fuentes indicaron que no perdieron la esperanza de que –sobre el final de la audiencia, Dos Santos se decida a hablar y diga más sobre lo que dijo saber en su momento sobre los movimientos fundamentalistas en la arena local.
Es que las instituciones querellantes, que cumplen el mismo rol en el juicio oral a la supuesta “conexión local” del atentado, están seguras que Dos Santos mintió cuando dijo que todo era un invento, y que la versión que realizó ante la policía sí acercaba a la realidad.
Hay varios datos que abonarían la tesis de los querellantes. Algunos son los viejos misterios en torno a Dos Santos. Por ejemplo, entre la declaración del brasileño en el DPOC y la sorpresiva aparición en el juzgado de Galeano pasaron casi tres días en los que nada se supo de él. ¿Le obligaron a cambiar la declaración? Y de ser así ¿quién lo hizo? Son algunas de las preguntas sobre la que Wilson guarda silencio.